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Opinion - Suren Sargsian, investigador, analista y experto en política exterior estadounidense.
Evaluación de la visita de Pashinian a Washington
14 de Febrero de 2025

En un artículo anterior analicé la visita del primer ministro armenio, Nikol Pashinian, a Washington, destacando sus principales objetivos y motivos. Sugerí que se enfrentaba cuestiones cruciales sobre su futuro político y a cuales eran las prioridades de política exterior de Estados Unidos en la región del Cáucaso Sur. En este artículo, describiré la variedad de preguntas que probablemente se planteó Pashinian durante su visita. Al reflexionar sobre el viaje, podemos sacar varias conclusiones importantes.

En primer lugar, para entender la política exterior del presidente Donald Trump es necesario algo más que analizar su presidencia anterior o sus declaraciones a menudo contradictorias. Por ejemplo, sus afirmaciones sobre poner fin rápidamente a la guerra en Ucrania o anexar Groenlandia, así como su apoyo incondicional a Israel frente a su aspiración a lograr la paz, ponen de relieve esta complejidad. Sigue siendo incierto si buscará la paz entre Irán e Israel o mantendrá un apoyo inquebrantable a Israel, y si buscará la paz mediante negociaciones o la impondrá por la fuerza. De manera similar, sus comentarios sobre la reducción de la ayuda a Ucrania y el concepto de “ayuda por recursos” (que sugiere un intercambio de minerales a cambio de apoyo), ilustran la necesidad de una mayor claridad. Los expertos necesitarán más tiempo y los líderes extranjeros necesitarán una comunicación directa con el equipo de Trump para comprender plenamente sus prioridades en política exterior.

Una constante es el lema “Estados Unidos primero”, y otras naciones tendrán que adaptarse a esta postura, como lo han hecho Panamá, El Salvador y Colombia. Por lo tanto, la urgencia de Pashinian por viajar a Washington es comprensible, ya que Estados Unidos y sus reglas están cambiando. Entre otras preocupaciones, Pashinian necesitaba evaluar las políticas de Trump hacia Irán y Rusia para evaluar su propia flexibilidad diplomática con estos países. Las tensas relaciones entre Armenia y Rusia y los estancados vínculos entre Armenia e Irán reflejan los esfuerzos de las autoridades armenias por demostrar lealtad a Occidente.

En consecuencia, Pashinian se encuentra ahora en una posición difícil: si la lealtad es innecesaria, por ejemplo, en medio de posibles cambios positivos en las relaciones ruso-estadounidenses, ¿qué camino debería tomar? Como vemos ahora, esta importante cuestión sigue abierta.

La posición de Washington sobre el concepto de “Encrucijada de la Paz” sigue sin estar clara, incluida su disposición a apoyar su implementación. Parece que no había nadie en Washington lo suficientemente informado como para explicar la postura de Estados Unidos respecto de la Carta de Asociación Estratégica, firmada hace poco tiempo con la administración Biden. Tampoco había nadie del equipo de Trump disponible para aclarar la posición de la administración.

De todos modos, dadas estas cuestiones y su necesidad de evaluar su futuro político y el apoyo de Washington, Pashinian necesitaba contactar rápidamente a la administración Trump para obtener respuestas a sus preguntas críticas. Aunque no fue invitado a la toma de posesión de Trump, a pesar de que Armenia había firmado una "Carta de Asociación Estratégica" con los EE. UU. unos días antes, Pashinian tenía la intención de visitar Washington lo antes posible para reunirse con los líderes políticos estadounidenses. Surgió una oportunidad para asistir a la Cumbre Internacional de Libertad Religiosa y al Evento Nacional de Oración.

Teniendo en cuenta las circunstancias mencionadas, es razonable afirmar que la visita de Pashinian tenía como objetivo principal algo más que los eventos religiosos antes mencionados. Su falta de interés por la fe y la religión está bien documentadas, y el diputado que lo acompañó, Arsen Torosian, es conocido por sus opiniones negativas sobre la Iglesia y el cristianismo en general. Esto refuerza la idea de que los eventos religiosos fueron simplemente un pretexto para su viaje urgente a Washington.

En Estados Unidos, los líderes políticos extranjeros que la visitan personalmente, suelen ser recibidos en un breve encuentro con funcionarios de alto rango. A Pashinian también se le concedió una reunión de alto nivel de acuerdo con los protocolos diplomáticos. Se reunió brevemente con el vicepresidente J. D. Vance. Sin embargo, debido a la estructura constitucional estadounidense, el vicepresidente no toma decisiones políticas independientes, sino que se ocupa principalmente de las tareas asignadas por el presidente. Por lo tanto, se puede concluir que Pashinian no se reunió con ningún responsable político de toma de decisiones importante durante su visita a Estados Unidos.

La visita de Pashinian a Washington, destinada a conseguir apoyo político y respuestas a preguntas cruciales, fue en gran medida improductiva teniendo en cuenta esto. Además, no se comunicó con miembros de alto rango del Congreso, como el presidente de la Cámara de Representantes o los líderes del Senado, a pesar de visitar el Capitolio. Su visita puede verse como un paso en falso, principalmente debido al momento en que se realizó: la administración Trump todavía estaba determinando sus prioridades en política exterior.

La falta de reuniones con altos funcionarios puede haber sido una señal de que los representantes estadounidenses tenían poco que transmitirle a Pashinian en esta etapa. Sin embargo, es importante señalar que Washington todavía está estableciendo sus prioridades y Armenia no es una preocupación principal. Esta podría ser una razón por la que Washington aún no se ha comprometido con Armenia y Pashinian necesita esperar.

Finalmente, Pashinian regresó de Washington sin las respuestas que buscaba, lo que pone de relieve importantes errores de cálculo en el enfoque de Armenia en sus relaciones con Estados Unidos.

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