A apenas 24 horas de su regreso a Nueva York luego de su primera visita a Armenia y Artsaj posterior a la guerra, el Presidente de AGBU Berge Setrakian se tomó el tiempo para responder las preguntas de los miembros y allegados de la Unión General Armenia de Beneficencia, AGBU.
Compartió sus observaciones personales y descubrimientos sobre la realidad actual desde su particular perspectiva como líder de la organización global sin fines de lucro por 20 años y su compromiso con la Madre Patria en los últimos 30 años desde distintos roles de liderazgo.
Habló sobre como estas impresiones y conclusiones podrían alimentar estrategias y soluciones para avanzar en la
misión de AGBU en los meses y años venideros.
Aquí están los aspectos destacados de estas preguntas y respuestas.
P. ¿qué deseaba lograr durante esta primera visita posterior a la guerra?
Honestamente, estaba decidido a ver por mi mismo las consecuencias de la guerra desde múltiples ángulos.
Desde todo punto de vista, la nueva realidad es complicada y amarga para la gente de Armenia y Artsaj, si no para todo el mundo armenio. Una cosa es mantenerse al día con las noticias y hablar con fuentes que nos informan desde lejos, pero otra muy distinta es evaluar y procesar el estado de las cosas por uno mismo.
Junto con Vasken Yacoubian, el presidente de AGBU Armenia, nuestro principal interés era medir el estado de ánimo de la gente. Después de todo, ellos son a los que sirve AGBU desde distintos frentes, ya sea a través de la educación, cultura, ayuda humanitaria o desarrollo socioeconómico. Buscamos involucrarnos con tantas personas como pudimos, tanto en Armenia como en Artsaj. Queríamos escuchar a las familias desplazadas en el sur de Armenia y a aquellos que fueron forzados a dejar sus hogares y se reubicaron en lo que queda de Artsaj autónomo luego del acuerdo de alto al fuego. También queríamos encontrarnos con los representantes del clero local y ver los daños y amenazas a las iglesias y monumentos sagrados armenios en Artsaj perpetrados por las fuerzas azerbeyanas. Solo así podríamos tomar decisiones estratégicas lúcidas sobre cómo AGBU debe proceder a partir de ahora. ¿Cómo afecta el trágico desenlace de esta guerra en nuestros esfuerzos actuales y sugiere nuevas prioridades para el futuro? Estas eran las preguntas que teníamos en mente.
P. ¿Qué había en su itinerario?
Fue fortuito que mi visita coincidiera con la misión ya planeada y organizada por SS Karekin II programada del 3 al 6 de junio. Era un itinerario ambicioso y potencialmente peligroso que nos daría acceso a los territorios de Syunik, Artsaj y Armenia actualmente ocupados por Azerbaiyán y supervisados por las fuerzas de paz rusas. Durante esos 4 días, logramos visitar el pueblo de Shurnukh cerca de la frontera con Syunik para encontrarnos con las familias desplazadas, desalojadas de sus casas por los azeríes que ahora ocupan la mitad del poblado. Además, visitamos a la gente de Goris y realizamos un tributo en el recientemente establecido cementerio para los mártires de esa región. Una vez en Artsaj, hicimos una parada para visitar los antiguos monasterios de Amaras y Gandzasar. Por supuesto pasamos tiempo con la gente de Artsaj y como parte de esta nueva realidad, interactuamos con soldados rusos e incluso visitamos la base
militar rusa. Mientras tanto, estábamos constantemente conscientes de la presencia de fuerzas de Azerbaiyan donde
fuéramos.
P. ¿Cómo podría describir la situación general?
Podría decir que tensa en términos del nuevo orden geopolítico de la región y las elecciones parlamentarias en Armenia que se acercan. Es a su vez un poco intenso cuando consideramos la pesada nube de incertidumbre que persiste en todo el país y la abrumadora conmoción y dolor entre los armenios en todos los ámbitos de la vida.
Es frágil dadas las numerosas incógnitas y factores en juego. Por supuesto hay mucha desorganización en el liderazgo, agravado por la retórica políticamente divisiva y los conflictos provenientes de los partidos políticos antes de las elecciones parlamentarias anticipadas del 20 de junio. Luego tenemos las agresiones territoriales contra las tierras soberanas de Armenia, los prisioneros de guerra que aún se encuentran retenidos en Azerbaiyán y el público en general inconsolable por la pérdida de 5000 vidas.
Uno visita los cementerios. Uno ve todas esas banderas armenias, flameando en el viento, como un océano.
Entonces observas las tumbas con las fechas de nacimiento grabadas. Nacidos en 1998, 1999, 2001. Te golpea de una manera desgarradora que el país haya perdido tanto potencial. Para un país pequeño, 5.000 muertos y 12.000 heridos son grandes pérdidas. La primera guerra de Artsaj resultó en un mayor número de muertes, pero por los menos el sacrificio resulto en victoria y los sobrevivientes estaban orgullosos de su logro. Ahora, algunos tienen el sentimiento de que esas pérdidas fueron en vano y que la guerra se podría haber prevenido.
P. ¿Qué se podría hacer para sanar a nivel nacional?
Cuando veo tanta discordia política y falta de transparencia, envueltas en todas estas conjeturas y versiones a medias de la verdad, cuando la confianza en las instituciones de gobierno está en bancarrota, la iglesia es una vez más el único ancla. Cuando la gente está angustiada, se acerca a Dios. La necesidad de conectar en el plano espiritual era bastante palpable donde sea que fuéramos. Vehapar y su comitiva fueron recibidos de una manera muy auténtica por todas las comunidades locales que visitamos. Reforzó la relevancia de la Iglesia armenia en tiempos de crisis, tal como lo ha hecho a lo largo de nuestra historia.
P. ¿Qué pasa con la situación política en vísperas de las elecciones?
Evidentemente, cuando dos Ministros de Asuntos Exteriores dimiten en menos de un año, la inseguridad no hace más que aumentar. Por desgracia, el electorado se encuentra con una elección muy difícil. A estas alturas habríamos esperado tener caras nuevas con nuevas y audaces ideas, basadas en experiencia profesional en gobernancia. Estas profundas divisiones internas son similares a las de otros países, como Israel y los Estados Unidos. Pero a diferencia de esos ejemplos, Armenia no tiene a las instituciones gobernantes como contrapeso a tal inestabilidad. No importa quién en esta alineación actual prevalezca, habrá fuerzas opuestas que impedirán el progreso. El problema es que nuestras posibilidades para un gobierno efectivo se achican cada vez más rápido por las dinámicas geopolíticas en nuestras fronteras y en Artsaj. Debemos estar mejor preparados para los desafíos que están por venir.
P. ¿Alguno de los candidatos se ha puesto en contacto con usted para obtener respaldo?
He hecho hincapié en no comprometerme con ninguno de los actores políticos, ni en privado ni de manera pública. No porque no me preocupe la situación política, ya que claramente afecta la vida de las personas a las que asistimos, sino porque AGBU ha resistido conscientemente a la tentación de sobrepasar los límites. Como entidad nacional que opera de manera independiente y se preocupa por el destino de la nación, AGBU ha logrado satisfactoriamente hacer su trabajo alrededor del mundo y en múltiples regímenes en Armenia y en Artsaj. En este momento, una fuerza como la nuestra puede ser un antídoto efectivo para el rencor, porque nuestros programas y proyectos son especialmente diseñados para reunir a personas con buena voluntad.
Sin embargo, debo admitir que durante mi estadía, expresé mi preocupación con representantes de gobiernos extranjeros en Armenia, incluidos los embajadores de Rusia, Francia, los Estados Unidos y la Unión Europea.
P. ¿Puede compartir con nosotros de qué se trataron esos encuentros diplomáticos?
Aquí es dónde el impacto de la guerra es blanco o negro. Tuvimos que tomar la antigua ruta de Lachin y cruzar tierras azeríes ya que no podíamos tomar la nueva carretera a través de Karvajar, que se completó en 2017 con fondos del All Armenia Fund (Fondo Armenia) y contribuciones de la Diáspora. Esos territorios han pasado ahora a Azerbaiyán. Tuvimos que ser escoltados por unidades del ejército ruso en ambos sentidos de nuestro viaje. En Shurnukh había 13 casas donde vivían familias armenias. Los azeríes les dijeron “Váyanse. Nosotros estamos aquí”. El trauma es tan grande que los azeríes pueden entrar y los armenios no se atreven a resistirse. Esas 13 familias han cruzado la ruta y encontrado refugio con los armenios “del otro lado”. Prometimos ayudar a reconstruir nuevas casas para ellos antes del próximo invierno.
P. ¿Qué pasa con las iglesias en Artsaj? ¿Están protegidas?
En nuestro camino a Amaras, la escena era bastante inquietante porque la ciudad de Shushi, tomada por los azeríes, se encuentra por encima de ella en la colina. La comitiva quería tener acceso a Dadivank, pero los rusos dijeron: 'Lo sentimos, no creemos que podamos arreglarlo'. Aparentemente, había tres sacerdotes armenios que habían dejado el monasterio para visitar a sus familias, con toda la intención de regresar. Ahora los azeríes no les permiten regresar, dejando allí solo dos sacerdotes y un sustituto. Mientras hacíamos el camino de regreso de Artsaj, el sacerdote que se quedó atrás llamó a Vehapar para contarle: "Hoy celebré el Badarak más hermoso, pero no había fieles porque la iglesia estaba rodeada de soldados rusos que la protegían de los azeríes”. Si no protegen el milenario monasterio, los azeríes seguramente entrarían y se apoderarían de él.
P. Estas escenas suenan bastante inquietantes ¿Hacia donde vamos a partir de acá?
Para ser realista, tengo que concluir que los armenios estamos esencialmente por nuestra cuenta en estos momentos críticos. Es ahora cuando tenemos que recordarnos a nosotros mismos la historia de nuestra organización. Ya hemos visto esta película, donde todo parece perdido. Pero los armenios nunca perdimos de vista un futuro más brillante, especialmente las nuevas generaciones. A través de las décadas, AGBU, por su parte, persistió en mejorar la vida de los armenios, sin importar bajo que autoridades vivieran.
Aquellos que permanecen en Artsaj son los más vulnerables a la opresión e intentos por destruir su identidad e historia armenia. Pero AGBU, al igual que tantos otros, tiene las herramientas y la experiencia para ayudarlos a mantener su identidad armenia, en términos de lenguaje, religión, tradición, y el orgullo de pertenecer a la gran comunidad armenia alrededor del mundo. Hemos hecho esto en toda la diáspora, en los países que nos hospedaron y nos dieron la bienvenida como minoría y apreciaron nuestra cultura o aquellos que se mantuvieron distantes. Es algo en lo que podemos trabajar antes que sea demasiado tarde, tal como lo hicimos después de genocidio de 1915.
Debemos tener un plan para todos los escenarios posibles de manera estratégica y proactiva, aprendiendo del pasado y siendo innovadores para mantener el compromiso de los jóvenes. Solo tomando medidas que mejoren la calidad de vida y motiven a las personas a seguir adelante podremos regenerar el espíritu de supervivencia armenio. La llama es débil en este momento, pero nunca se apaga, y este es el por qué, incluso siendo realista, tengo esperanzas sobre el futuro. Necesitamos más habilidades diplomáticas y madurez política en los roles de liderazgo – lideres con sabiduría, experiencia y habilidad para tener una visión para el futuro del país y por lo tanto de la nación.
P. ¿Qué nos puede contar de los programas de AGBU que estaban prosperando en Artsaj antes de la guerra?
Junto a Vasken Yacoubian, nos reunimos con beneficiarios de los programas de AGBU en Artsaj. Ambos quedamos muy impresionados con la determinación de los participantes de perseverar y prosperar. Nos reunimos con algunas de las mujeres del programa AGBU Women’s Entrepreneurs (W.E.), que está diseñado para ayudar a las mujeres a obtener independencia financiera. Una de las participantes comenzó a producir té artesanal envasado, cuya calidad de producto podría competir con la que se encuentra en Europa. Otra de las mujeres inició una empresa de cosméticos que despegó incluso durante la pandemia. Otra mujer nos dijo que va a lanzar un centro de bienestar y apoyo psicológico y un centro social para que las familias puedan reunirse en este tiempo. Había un fuerte sentido de solidaridad entre estos miembros de la comunidad.
Incluso nos encontramos con participantes de AGBU LEAP (Learn to Earn in Artsakh Program) que era muy fuerte antes de la guerra, ayudando a jóvenes y adultos a aprender inglés y desarrollar otras habilidades para impulsar sus carreras en industrias clave como el turismo y la administración pública. Aunque sus vidas se han puesto patas arriba, todavía aparecen todos los días para seguir adelante y el grupo LEAP de este año se está preparando para celebrar su graduación este mes de junio. TUMOXAGBU en Stepanakert también ha reabierto sus puertas y los estudiantes nos sorprenden con su voluntad de seguir desarrollando habilidades para los inventos y proyectos creativos. Además de todo esto, nos estamos comprometiendo con múltiples iniciativas de asistencia y reconstrucción en la región. Bajo los auspicios de Etchmiadzin, nos comprometimos a financiar un nuevo jardín de infantes en Stepanakert para los niños de Hadrout y otras familias desplazadas.
También decidimos desarrollar un programa de apoyo para el clero local cuyo papel es esencial dadas las circunstancias.
P. ¿Alguna reflexión final?
Se me ocurre que la identidad nacional armenia fue redefinida en los ’90 por la derrota militar sufrida por Azerbaiyán y la victoria en la recuperación de las tierras armenias históricas. Hoy, el pueblo no debe ir al otro extremo y autodefinirse como victimas porque eso lo exime de sus propias responsabilidades como individuos y como nación. AGBU ayudará a fomentar una identidad de resiliencia a través de actividades orientadas a celebrar la cultura armenia, formar la identidad, impulsar el crecimiento preparándose y mejorando sus habilidades para el trabajo, mientras entregamos mensajes de solidaridad y esperanza con todo lo que hacemos.
P. ¿Qué pueden hacer los armenios de todo el mundo para ayudar a que esto suceda?
Todos los que compartimos nuestra determinación de avanzar a pesar de los importantes obstáculos somos esenciales. Necesitamos mentores, expertos, asociados, asesores técnicos, una gama de ideas innovadoras de talentosas y competentes personas dentro y fuera del territorio. Pedimos a aquellos que tienen los medios para donar que lo hagan aún más generosamente, incluso cuando el retorno de la inversión es más arriesgado que antes.
Tenemos la experiencia, las redes locales y globales, y las asociaciones internacionales para transformar vidas. Cuando encontramos un terreno común con el gobierno, estamos abiertos a la cooperación. Pero la urgencia es demasiado real como para esperar a que la política alcance las altas prioridades que se nos presentan.
Unión General Armenia de Beneficencia (UGAB) es la organización más grande sin fines de lucro abocada a apoyar la herencia armenia por medio de programas educativos, culturales y humanitarios. Cada año, UGAB hace una diferencia en las vidas de 500.000 personas en Armenia, Artsakh y la diáspora armenia. Desde 1906, UGAB permanece fiel a un objetivo: crear una organización para la prosperidad de todos armenios.