Entre los pocos trabajadores en ONG nacidos y criados en Artsaj, Sassoun Baghdasarian tiene un reconocimiento especial por las organizaciones internacionales como la UGAB, ya que en el año 2004 realizó una importante inversión socio económica en la República de Artsaj. Como director ejecutivo de la UGAB en su oficina satélite de Stepanakert, nos brinda su perspectiva de ideas que sólo un nativo puede dar.
Baghdasarian es parte de múltiples iniciativas, como la agricultura y la educación continua para el desarrollo de los jóvenes. Como si eso no fuera poco, este graduado de la Universidad Estatal de Artsaj es también copropietario del Hotel Nairí en Stepanakert.
Trabajando duro para transformar a Artsaj en un oasis de crecimiento sustentable, Baghdasarian es consiente que la fuerza socio-económica es la llave para ganar reconocimiento internacional como un estado soberano. También reconoce que para mantener a las familias en sus tierras ancestrales, más oportunidades de trabajo en industrias en desarrollo deben ser promovidas.
Sin embargo, el pasado septiembre, Baghdasarian tuvo que hacer un giro sorpresivo. En la mañana del 27 de septiembre, Stepanakert explotó con el ruido de las sirenas. Baghdasarian salió de su casa corriendo para ver cómo bombardeaban el depósito militar que fortuitamente grabó con la cámara de su celular. Esto fue fundamental y clave para documentar la evidencia que los azeríes habían iniciado las hostilidades.
Baghdasarian pudo ubicar a su esposa y sus dos hijos en su hotel donde posee un espacioso sótano que ya había sido utilizado como refugio cuatro años atrás, durante la breve Guerra de abril de 2016, otra violación al cese de fuego por las fuerzas azeríes.
Tres horas más tarde, una caravana con aldeanos de la zona de la primera línea llegaron al hotel. En los próximos 10 días, 300 civiles fueron albergados en el refugio del hotel donde recibieron comida, elementos de higiene, frazadas y otras necesidades de supervivencia que la UGAB de Armenia había enviado.
Cuando los bombardeos destruyeron la planta de electricidad de Stepanakert, las personas refugiadas estuvieron en la oscuridad por varios días, sin electricidad o gas para cocinar. Una vez más, Baghdasarian se puso en acción para monitorear los 70 cargadores portátiles enviados por la UGAB para que los refugiados pudiesen comunicarse con sus familiares. También parte de los cargadores fueron distribuidos entre los civiles que estaban refugiados cerca de las líneas enemigas. Entonces la temperatura bajó abruptamente, la supervivencia era casi imposible y Baghdasarian una vez más pidió ayuda a la UGAB en Armenia. Inmediatamente 4 generadores fueron enviados, dos de 4 KW y dos de 5 KW, además de varios barriles de combustible. También intercedió para que la UGAB enviara 30 contenedores de combustible, que podían ser utilizados como estufas.
Baghdasarian describe la escena del día en que la planta de electricidad fue reparada. “Los refugiados en el hotel al ver que había electricidad pensaron que la situación de la guerra había mejorado y que pronto regresarían a casa. Desafortunadamente no fue así, tuvimos que persuadir a las familias a cruzar la frontera y refugiarse en Armenia. Muchos se resistieron y se quedaron en el hotel compartiendo el refugio con periodistas y voluntarios extranjeros. Inclusive los soldados paraban en el hotel para tomar un ducha antes de retornar al campo de batalla.”
Sassoun Baghdasarian ansía ver el día en que pueda hospedar a turistas extranjeros deseosos de explorar las antiguas tierras de Artsaj y su maravillosa gente, o reencontrarse con los agricultores sirio-armenios que trabajan en los varios programas que la UGAB patrocina. Le encantaría reanudar la continuidad de los cursos de inglés y de mejora para jóvenes adultos en su desarrollo profesional y el de mujeres emprendedoras que la UGAB ofrece.
Sin embargo, sabe que es prioritario enfocarse en la tarea inmediata a mano: ayudar a sus compatriotas en el día a día.