Los principales temas de política interna del día son tres: las elecciones municipales de Gyumri, la cuestión de la liberación de los rehenes capturados y el "Tratado de Paz".

Los tres están relacionados con la misma lógica de aferrarse al poder a toda costa, mediante métodos ilegales, inconstitucionales y tiránicos. En Gyumri, con las intervenciones más brutales del poder ejecutivo; con el incumplimiento de las obligaciones nacionales y humanas hacia nuestros rehenes en la prisión de Bakú, y en las llamadas negociaciones de "paz" con la dictadura de Aliyev, con concesiones y servilismo.

Tendremos la oportunidad de abordar las elecciones municipales de Gyumri más tarde, pero antes de eso, advertimos a los candidatos de la oposición que el "Contrato Civil" (partido oficialista) hará todo lo posible, incluidas palizas y otras formas, para mantener las llaves de la segunda ciudad más grande de Armenia en sus manos, a costa de repetir el ejemplo de la tercera ciudad más grande, Vanadzor, como modelo, utilizando también, como siempre, su espectro favorito de la "guerra"...

En cuanto al siguiente asunto, la liberación de los rehenes, a pesar de las afirmaciones del presidente de la Asamblea Nacional de que el asunto se gestiona bajo secreto diplomático, al igual que la liberación de 150 prisioneros de guerra durante la guerra de 44 días, nuestros cautivos siguen a merced del tribunal azerbaiyano. Desde el principio, fue evidente para todos nosotros que el gobierno actual se opone a sus liberaciones. La liberación de los cautivos y su regreso sano y salvo será un gran dolor de cabeza para las autoridades y sus líderes. Además, desarmará a las autoridades y les privará de la oportunidad de utilizar el espectro de la guerra, y no solo a ellos, sino también a Aliyev, quien, junto con Pashinian, continúa intimidando a nuestro pueblo.

Pasando al tercer tema, el llamado "tratado de paz", que en estos días se ha convertido en el tema principal discutido entre las autoridades y la oposición y más allá de ellos, si se firma se convertirá en un desastre, un tema de arrepentimiento, remordimiento, maldiciones y condenas durante muchas décadas, como el tratado de Kars. La camarilla gobernante lo presenta como el único y último recurso para sacar al país del caos que ha creado, evitar la guerra y lograr una paz mágica, pero, por otro lado, nuevamente con cautela, sin publicar sus puntos, posibles anexos secretos, pisoteando la Constitución de la República de Armenia y, en particular, los artículos inmutables previstos en su Artículo Nº 230.

Bakú, que, a pesar de las proclamas de la parte armenia, no confirma el fin de las negociaciones, tampoco publica los puntos ya acordados, probablemente de nuevo por mutuo acuerdo de confidencialidad. Al contrario, plantea nuevas condiciones casi a diario, la última de las cuales es la exigencia de listas con los nombres de los combatientes por la libertad, líderes políticos y militares que liberaron Artsaj y podrían liberarla de nuevo...

Y todo esto ocurre bajo la amenaza de guerra y el engaño de evitarla, sin duda de mutuo acuerdo entre las dos partes. Siempre de forma confidencial, es decir, en secreto.

Por la paz de la Patria, debemos armarnos, incluso contra los fantasmas.