El politólogo Suren Sureniants escribe:
El 14 de enero tuvo lugar en el Departamento de Estado de Estados Unidos, en Washington la firma de la carta de asociación estratégica entre la República de Armenia y los Estados Unidos de América.
El desarrollo de las relaciones entre Armenia y Estados Unidos es importante; un documento de este tipo incluso debería haberse redactado mucho antes, si tenemos en cuenta que, por ejemplo, Georgia firmó un documento de este tipo con Washington en 2009.
El problema no es la cooperación sino, la interpretación muy exagerada y sobreestimada de esa cooperación en el entorno intraarmenio.
El problema no es el contenido del documento, sino el contexto en el que se firmó.
El problema es que este documento está firmado en una etapa en la que el antagonismo geopolítico ha alcanzado su punto máximo y las relaciones entre Rusia y Occidente parecen un juego de suma cero.
En consecuencia, si Armenia no recibe un apoyo sustancial de Washington con este documento, puede enfrentar riesgos concretos como resultado de la oposición rusa.
El problema es que estamos ante un gobierno que utilizará este documento no para contribuir a una diversificación real de la política exterior de Armenia, sino para cambiar la orientación estratégica del país.
Aquí es donde se hacen visibles preocupaciones específicas a la sombra de un acontecimiento positivo.