Es una situación global compleja, las contradicciones, los conflictos y la carrera económico-militar dominan la mayor parte del mundo, desde China hasta Oriente Medio, Europa, el Cáucaso y otros lugares, con conflictos militares e incluso con el uso de nuevas armas. Todo el mundo espera una gran explosión, incluso un conflicto nuclear, del que la humanidad ha estado temerosa desde los días del bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, poniendo sus esperanzas en el sentido común de las Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad, la línea telefónica "roja" de la Casa Blanca al Kremlin, miles de foros humanitarios, tratados, negociaciones, luchadores por la paz, incluso artistas y líderes religiosos.
Mientras tanto, ahora, décadas después, los tipos, números, balística y otros misiles que lanzan bombas nucleares han mejorado tanto que, como escribe la ganadora del Premio Pulitzer Annie Jacobsen en su libro "Nuclear War", las ojivas pueden ser lanzadas en segundos y volar de continente en continente y destruir el mundo entero en solo 2 horas.
Estas líneas no están escritas para asustar, sino para sensibilizar a nuestro pueblo, que parece privado del sentido de la realidad, observa y escucha, pero no se da cuenta de los peligros que amenazan al mundo entero y a nuestro país, no intenta comprender los motivos de los conflictos regionales que acercan la catástrofe global a todos nosotros, los actores en los que se ven las ambiciones expansionistas de Turquía, Israel y Azerbaiyán, y la situación de nuestros familiares en Beirut, Alepo, Qamishli, y otros lugares con sus escapes, emigraciones...
"¿Qué podemos hacer?", cuando el discurso o el pensamiento ha infectado a la mayoría de nuestra sociedad, que, como en el año de "terciopelo" en 2018, luego la guerra de 2020 y luego la rendición de Artsaj en 2023 y, en paralelo, nos roían los territorios soberanos, proporcionando posiciones militares favorables al enemigo.
Hacer un llamado a las autoridades y a sus seguidores es inútil. En las condiciones previas a la catástrofe, están ocupados en los negocios, la codicia, el malabarismo entre Oriente y Occidente, el bla, bla, "tratado de paz", el ciclismo, el "dolma", el sofismo "estado, patria o nación" y la organización de enfrentamientos en el Parlamento, un drama tragicómico.
Y la pregunta "¿qué podemos hacer?" tiene una respuesta corta. Limpiar nuestra casa, llevar al poder a nuestra juventud desarrollada y realista, aumentar nuestras capacidades materiales, reorganizar nuestro ejército, fortalecer nuestra resistencia, prepararnos para afrontar todos los problemas que se avecinan.