Los turcos tienen un dicho sobre el analfabetismo y la descortesía, probablemente sobre los kurdos, pero en un sentido más profundo, se refiere a todas las personas sin educación. "Kurd er: charukhuna bakar". La interpretación simple sería que el kurdo invitado a cenar, come hasta saciarse y se mira los pies para salir de la casa del anfitrión cuanto antes.

El mismo dicho se puede aplicar a lo que hicieron Nikol Pashinian y su comitiva en Echmiadzin. Vinieron, ocuparon la Catedral, como nadie se había atrevido a hacerlo en el santuario de 1710 años, y cuando llegó el momento del beso de la cruz y, tal vez, de acompañar a Su Santidad en la procesión después de la ceremonia y presentarse en el Veharán (palacio katolikosal), para una conversación íntima y encuentro con representantes de la diáspora, desaparecieron de la Catedral.

Nikol y la dama, volviendo su mirada de reojo hacia la izquierda y hacia la derecha, los demás miembros de la comitiva, incluido el presidente de la república Vahagn y los ministros conspiradores, los funcionarios, abandonaron la arena como soldados que ganaron una batalla, llevándose consigo a cientos de personas, guardaespaldas, multitud de policías.

En el artículo titulado "Todos tienen derecho a arrepentirse, incluidos los traidores", que publiqué, expresé la esperanza de que al menos, el actual Primer Ministro y su administración puedan, de milagro, bajo los arcos del templo de la unidad, con el poder de la Santa Mirra, arrepentirse de los crímenes que han cometido, abandonarán la manía de la oposición y el odio, opara que nuestro país y nuestro estado vuelvan al camino de la paz digna.

Esperanzas de los ingenuos. Han demostrado que son incapaces de dar ningún paso positivo, seguirán "luchando contra San Etchmiadzin", lo que significa, en palabras de Su Santidad, "luchar contra la identidad y la existencia de los armenios, atacar al Estado armenio". .

La tribu gobernante tomó la Catedral por la fuerza como demostración de poder y la dejó como prueba de su impotencia, como un kurdo que se levanta de la mesa después de cenar, inculto, analfabeto y desagradecido.

Es hora de alejarlos del templo del Señor, como a los fariseos y el publicano (recaudadores de impuestos), (Lucas 18:9-14)

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