En un artículo para el Mirror-Spectator publicado en julio, argumenté que la ausencia de Armenia de la Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái, era un error estratégico del gobierno. Además, en ese mismo artículo mencioné que las potencias regionales del Cáucaso Sur (Rusia, Irán y Turquía) han tratado de reducir la influencia geopolítica occidental en la región, mientras que China emerge como un nuevo actor en el Cáucaso Sur. Se unió al club que se opone a la presencia occidental y contrarresta los intereses estadounidenses, especialmente la postura de Estados Unidos contra China. Todo esto sugiere que Armenia no debería llevar adelante su política exterior de manera aislada en medio de la rivalidad en el Cáucaso Sur.

Recientemente, se anunció que Armenia tendrá una delegación de alto nivel en la próxima cumbre de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en Kazán, Rusia, encabezada por el primer ministro armenio. Esto sigue a una conferencia de prensa donde Nikol Pashinian hizo notables gestos positivos hacia Rusia, agradeciendo a los guardias fronterizos rusos por su trabajo en el aeropuerto de Zvartnots, después de su partida a petición de Armenia en agosto de 2024.

Durante su conferencia, Pashinian reconoció el papel potencial de Rusia en la mediación del proceso de paz entre Armenia y Azerbaiyán y descartó las discusiones sobre la retirada de la base militar rusa 102, en Armenia. Enfatizó la importancia de mantener relaciones respetuosas con Rusia y resolver los problemas a través de un diálogo constructivo.

Todo esto parece una preparación pública para el anuncio de su asistencia a la cumbre de los BRICS en Rusia. Algunas personas en Armenia calificaron la decisión de Pashinian de ir a Rusia como una implementación equilibrada de la política exterior o incluso como un ejemplo de complementariedad (concepto de política exterior durante la administración del presidente Kocharian).

En realidad, creo que el Primer Ministro está obligado a acudir a la cumbre de los BRICS. Hace unas semanas se supo que Turquía ya había solicitado unirse a los BRICS, y Azerbaiyán también mostró interés. Es posible que la reunión en Rusia dé el puntapié inicial oficial a estos procesos. Esto indica que todos los vecinos de Armenia, excepto Georgia, están mostrando interés en los BRICS y desean profundizar la cooperación con la organización convirtiéndose en estados miembros.

La situación en Georgia es bastante intrigante. Las próximas elecciones de octubre podrían influir significativamente en la orientación de su política exterior. Si se forma un gobierno que apunte a fortalecer los lazos con Rusia y promulga la "ley de agentes extranjeros", que obliga a registrarse a las organizaciones que reciben más del 20 por ciento de su financiación del exterior, las relaciones de Georgia con la Unión Europea, junto con sus vínculos económicos y sus preferencias actuales, podrían verse en peligro. Esto obligaría a Georgia a buscar nuevos socios económicos y plataformas para apoyar sus exportaciones, lo que podría aumentar el interés en fortalecer los lazos con los BRICS.

Cabe destacar que Irán se convirtió en miembro del BRICS a principios de este año y colabora activamente con la organización y sus estados miembros. Antes de unirse al BRICS, Irán también se convirtió en miembro de la Organización de Cooperación de Shanghai, lo que facilitó su ingreso al BRICS. Azerbaiyán se está preparando para unirse al BRICS y al mismo tiempo coopera activamente con la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS). Turquía también participa en la OCS y aspira a ser miembro del BRICS. Irán ya es miembro del BRICS y el estatus de Georgia se aclarará a fines de octubre.

De este modo, Armenia se encuentra casi en su totalidad rodeada de miembros o potenciales miembros del BRICS, lo que significa que no tendrá otra alternativa que profundizar sus relaciones con la organización y posiblemente incluso buscar la membresía. Es evidente que los países de la región no permitirán que Armenia adopte una orientación diferente si ellos mismos se alinean con el BRICS u otras organizaciones internacionales similares. Todos estos países tienen intereses geopolíticos y Armenia no puede ser excluida del mosaico regional ni de la estructura económica regional en general.

Los BRICS, con China como su potencia económica, también han despertado un interés significativo en los países árabes, incluidos Egipto y los Emiratos Árabes Unidos, lo que significa que los BRICS están creciendo geográficamente, en términos de su mercado económico y con más estados miembros en términos de su PBI.

No estoy abogando por que Armenia se una al BRICS, pero creo que, a la luz de las realidades geopolíticas actuales, Armenia debe navegar con rapidez y estrategia en un mundo cambiante. Adoptar una política exterior antiamericana, antieuropea, antirrusa o antiiraní no es una opción. Debemos evitar estos errores y adoptar un enfoque pragmático para salvaguardar nuestra condición de Estado y nuestra integridad territorial. Armenia necesita alinear sus intereses con los actores externos claves y cooperar en terrenos comunes en lugar de conflictos.

En la actualidad, la política exterior de Armenia parece cautelosa y evita tomar medidas que vayan en contra de los intereses de actores externos, incluso cuando esas medidas estén en consonancia con sus propios intereses nacionales. Esto puede parecer pragmático, pero en realidad es una postura temerosa, carente de principios y contradictoria en relación con los intereses nacionales, que debe eliminarse.