El régimen bárbaro de Bakú, que ocupa los territorios sagrados de Armenia, lucha sin piedad también contra la civilización armenia, destruyendo o intentando usurpar nuestro patrimonio. Sobre esto escribió el iranólogo Vardan Voskanian.
"Cuando la URSS capturó y anexó las tierras alemanas de Prusia Oriental como resultado de la Segunda Guerra Mundial, a nadie se le ocurrió declarar a Kant, que nació allí, prusiano, filósofo no alemán, ni considerar la catedral de Königsberg (Kaliningrado),prusiana, como un monumento de la cultura alemana.
Mientras tanto, el régimen bárbaro de Bakú está haciendo lo mismo en el Artsaj armenio, tratando de presentar todo, sin discriminación, como "Aghvanan" y a sí mismo, como el heredero del histórico Aghvank.
Los reclamos o quejas de los armenios a la llamada "comunidad internacional" son inútiles, en sentido figurado, sólo manifestaciones "llorosas", porque sólo hay una salvación para los constructores de la civilización armenia: la nueva liberación de Artsaj y su regreso a su verdadero dueño, porque ésta es también una misión de civilización, una misión que los bárbaros están obligando a Armenia a seguir, destruyendo, profanando y apropiándose de nuestra antigua cultura".