Muchos sienten curiosidad por cómo puede cambiar el futuro de la política exterior estadounidense, dependiendo de si Kamala Harris o Donald Trump ganan las elecciones presidenciales.
Algunos creen que el enfoque de Harris será muy similar al de Joe Biden, centrándose en el apoyo continuo a Ucrania, el fortalecimiento de las relaciones con la OTAN y el mantenimiento de la presión sobre Rusia y China.
En cambio, otros sostienen que una presidencia de Trump se parecería a su mandato anterior, con presión sobre la OTAN, un compromiso limitado en asuntos internacionales salvo en determinadas prioridades, un apoyo firme a Israel, presión sobre Irán y cambios en las relaciones con Rusia y China.
Sin embargo, nuestro enfoque se centra en las implicaciones para la política exterior estadounidense en el Cáucaso Sur, en particular en lo que respecta a Armenia, tanto con Harris como con Trump.
El 21 de julio, el presidente estadounidense, Joe Biden, anunció su retirada de la carrera presidencial y respaldó a Kamala Harris como candidata del Partido Demócrata. Biden se convirtió en el tercer presidente en la historia de Estados Unidos en adoptar esa medida. Los otros dos presidentes en funciones que habían decidido previamente no presentarse a otro mandato presidencial fueron el 33.º presidente, Harry S. Truman, y el 36.º presidente, Lyndon B. Johnson.
Las elecciones presidenciales de Estados Unidos son trascendentales para la política exterior de Estados Unidos y del mundo entero. Por lo tanto, la decisión de Biden influirá inevitablemente en el futuro de la política exterior estadounidense.
Además de Harris y Trump, hay un tercer contendiente independiente para la presidencia: el activista y abogado Robert F. Kennedy Jr. que puede causar algunos problemas tanto a Trump como a Kamala al ganar elecciones importantes en estados clave donde sus meros miles de votos pueden cambiar el resultado de las votaciones en esos estados y, en última instancia, afectar el resultado de las elecciones presidenciales. Pero, aun así, la batalla principal será entre los dos primeros. Y, sea cual sea el ganador, una cosa es segura: la trayectoria de la política exterior estadounidense sufrirá algún cambio. Como consecuencia, la política exterior estadounidense hacia la región del Cáucaso Sur también cambiará.
En primer lugar, bajo la administración de Biden, Estados Unidos asumió el papel de mediador activo para regular las relaciones entre Armenia y Azerbaiyán y fomentar activamente la solución de las relaciones entre Armenia y Turquía. Sin embargo, este enfoque no es nuevo, ya que todas las administraciones estadounidenses, a partir de la administración de George H. W. Bush, han seguido una política activa para la regulación de las relaciones entre Armenia y Turquía y entre Armenia y Azerbaiyán.
Una cosa que es significativamente diferente ahora, es que Armenia está dispuesta a hacer concesiones unilaterales, algo que antes no había sucedido con ningún otro presidente. Esto también ha abierto una nueva ventana de oportunidad para que Estados Unidos reduzca la influencia de Rusia mediante la solución de los conflictos en el Cáucaso Sur. Por lo tanto, observamos una participación estadounidense mucho más activa en la región.
En cuanto a Kamala Harris, cabe señalar que cooperó activamente con los grupos de presión armenios durante sus años como senadora y apoyó algunas iniciativas pro-armenias. En 2019 y 2020, Kamala Harris firmó las cartas de apoyo al desminado de Artsaj, en 2020 firmó una carta a la Biblioteca del Congreso, instándoles a categorizar adecuadamente el Genocidio Armenio y emitió una declaración el 24 de abril conmemorando el Genocidio Armenio en 2019/2020. Al mismo tiempo, Harris no copatrocinó ni apoyó la resolución de prohibición de armas y derechos humanos de Azerbaiyán, no copatrocinó la resolución de prohibición de armas y derechos humanos de Turquía y no firmó la declaración de 2020 condenando los ataques de Azerbaiyán/Turquía a Armenia/Artaj. A pesar de que era senadora en representación de California, nunca se había destacado por sus iniciativas activas a favor de Armenia.
Para entender cuál será la política exterior de Harris en caso de convertirse en la nueva presidenta de Estados Unidos, hay que tener en cuenta que ella no tiene mucha experiencia en política exterior y va a depender mayormente de las opiniones de sus asesores, a diferencia del presidente Biden, quien tenía una amplia experiencia y conocimiento sobre la política exterior estadounidense y las relaciones internacionales en general.
En caso de una victoria de Trump, la solución de las relaciones entre Armenia y Azerbaiyán y entre Armenia y Turquía se retrasará y se producirá una cierta pasividad. Hemos observado cómo se desarrolló la política exterior de Trump hasta 2021, incluida la guerra de 44 días en Nagorno-Karabaj. Trump adoptó una postura más bien pasiva, limitándose a un par de tuits y declaraciones que no implicaban pasos concretos hacia la resolución del conflicto. La única participación significativa de la administración Trump en esta guerra fue la reunión entre su asesor de seguridad nacional y la comunidad armenia, así como el tercer alto el fuego entre Armenia y Azerbaiyán negociado por los EE. UU., que no duró mucho. No hubo ninguna otra participación sustancial de la administración Trump y no hay motivos para pensar que esto cambie durante su segundo mandato.
Existe la posibilidad de que Trump vuelva a adoptar una política un tanto aislacionista. Al igual que en sus primeros años en el cargo, es probable que dé prioridad a abordar cuestiones críticas y vitales para Estados Unidos, como la situación en el cercano Oriente, la solución del conflicto en Ucrania y el esclarecimiento de las relaciones con China. Teniendo en cuenta la alta probabilidad de que Trump intente regular las relaciones con Rusia y poner fin a la guerra ruso-ucraniana, esto significa que Rusia comenzará a tomar medidas más activas en el Cáucaso Sur, incluida la asunción del papel de principal mediador en la solución del conflicto entre Armenia y Azerbaiyán.
En resumen, independientemente del resultado de estas elecciones, ya sea que gane la actual vicepresidenta Kamala Harris o el expresidente Donald Trump, la política activa de Estados Unidos hacia Armenia declinará hasta cierto punto.