Si se siguen los procesos geopolíticos actuales, se puede llegar a la conclusión de que casi no hay Estados en el mundo que no tengan un llamado “hermano mayor” o protector que garantice la inviolabilidad del sistema económico o político o la seguridad física de ese estado específico.
Obviamente, en el sistema actual de relaciones internacionales los principales gigantes o patrocinadores políticos son Estados Unidos, China y Rusia y esto puede considerarse la liga superior de la política internacional. Es realmente difícil imaginar, por ejemplo, cómo Israel habría garantizado su seguridad sin el apoyo continuo de Estados Unidos, qué habría pasado con Bielorrusia sin el apoyo de Rusia como Estado de la Unión, o qué habría pasado con Corea del Norte sin el apoyo de China. Esto no significa que no hubieran existido Israel o Corea del Norte, pero estos Estados no habrían sido lo que son hoy con su impacto en la seguridad de sus propias regiones.
Desde una perspectiva más amplia, podemos ver que incluso Estados neutrales como Austria y Suiza están en gran medida bajo el paraguas de la OTAN y del sistema de seguridad paneuropeo, que a su vez está protegido por Estados Unidos. Al mismo tiempo, hay determinados Estados, como la India, Irán o Turquía, que actúan de forma más o menos independiente. Por otra parte, todos tienen su lugar en el sistema de seguridad general creado y mantenido por los principales jugadores de la liga superior. Incluso si consideramos a India, Irán y Turquía como excepciones, son esencialmente excepciones que confirman la regla general.
En otras palabras, todos los estados del mundo tienen su propio “hermano mayor” o se encuentran en medio del equilibrio de poder formado por el club de patrones. Curiosamente, Irán, India, Turquía y algunos otros dobles no están en el club de los “hermanos mayores”, pero ellos, a su vez, tienen sus propios “hermanos pequeños” de quienes cuidar. Una vez más, esos “hermanitos” todavía están en el sistema general de asuntos internacionales.
El Cáucaso Meridional no es una excepción. Estados Unidos puede considerarse el hermano mayor de Georgia. Por supuesto, el hermano mayor de Azerbaiyán es Turquía, pero Azerbaiyán está haciendo todo lo posible para mantener también relaciones equilibradas con Rusia, básicamente tratando de tener dos “hermanos mayores” al mismo tiempo. En cuanto a Armenia, después de la revolución de 2018, y especialmente después de la guerra de 2020, no está claro si Armenia tiene un “hermano mayor” o está buscando uno.
La vuelta a Estados Unidos y Europa y la tensión con Rusia son prueba de ello: Armenia no puede encontrar su lugar en el entorno en el que apareció. Parece que Ereván se ha encontrado ante un dilema. No importa en absoluto quién fue el responsable de que las relaciones estratégicas entre Armenia y Rusia llegaran a este punto. Es un hecho que Armenia no tiene un patrón geopolítico que le brinde garantías de seguridad. Por supuesto, este vacío no puede continuar por mucho tiempo y Armenia se verá obligada a elegir entre centros geopolíticos o, lo que es peor, se le impondrá una decisión ya hecha, que Ereván no puede evitar. Y nuevamente, esta decisión será muy dolorosa de aceptar. La única posibilidad de Armenia es orientarse lo más rápido posible y dar pasos claros hacia este centro geopolítico, ya sea Washington, Moscú o Beijing, para escapar de un colapso total.