Ciertamente, Ilham Aliyev no es un estadista del que se pueda esperar la majestad de un ganador, la prudencia de un estadista, un hombre que conoce el precio tanto de la guerra como de la paz, el precio de una paz duradera.

Por el contrario, los instintos lobunos heredados de sus ancestros nómadas de las estepas asiáticas están siempre vivos en él para atacar, robar y humillar a sus víctimas.

El 15 de octubre, Ilham volvió a Artsaj, como el criminal que, como explica el investigador judicial de la novela "Estilo y castigo" de Tostoievski, vuelve una y otra vez al lugar donde cometió sus crímenes. Después de visitar el embalse de Sarsanki, un embalse que, si nuestros líderes militares y políticos tuvieran un fuerte instinto de lobo durante la guerra de 44 días, podrían haver destruirdo con cohetes e inundar muchos asentamientos azeríes cercanos. Luego Ilham llegó a la capital, Stepanakert, entró en el palacio presidencial para faltarle el respeto a los presidentes Robert Kocharian, Arkati Ghukasian, Bago Sahakian y otros que trabajaban allí y lo derrotaron a él y a su padre. Levon Mnatsakanian y Davit Manukian, los comandantes militares que transitaron el glorioso camino de ser soldados, también les faltó el respeto. Todos ellos, excepto, afortunadamente, R. Kocharian, serán sometidos a interrogatorios, burlas y probablemente también torturas físicas y mentales en los centros de detención de Azerbaiyán, con acciones judiciales ridículas, con acusaciones de "terroristas".

La actitud insolente, arrogante y las expresiones vulgares de Aliyev son conocidas por todos, pero el 19 de octubre se superó a sí mismo y demostró una vez más que no es un estadista, sino un dictador afortunado que, además de los recursos naturales, también tiene patrocinadores poderosos: Turquía. e Israel, que le aseguraron la victoria con participación directa. 

También es una suerte para él, que nuestro nuevo gobierno, que llegó al poder con diversas intervenciones internacionales, fuera completamente incapaz de cumplir con su deber de crear una unidad nacional tanto político-militar como diplomática e interna, y en lugar de corregir los errores de las autoridades anteriores, transformó al país en un objeto impotente e indefenso.

Ilham Aliyev llama "payasos" a los tres presidentes de la República de Artsaj sin nombrarlos. Quiere olvidar y hacer olvidar que su ejército fue derrotado por las fuerzas armenias gloriosamente mientras ejercían su cargo tres de los cinco presidentes de Artsaj, y ahora se quiere recuperar cuando no están en el cargo. "Esos tres payasos sentados en la silla, se hacían llamar presidente, y ahora recibirán un merecido castigo", afirma Ilham, sin poder ocultar que fue "derrotado" por esos presidentes. Esos presidentes de Artsaj que, con la ayuda de la Madre Armenia, contra sus fuerzas relativamente débiles, pusieron de rodillas al ejército azerbaiyano. Una situación que nos recuerda  al  rey Arshak II,  frente al Shah Shapuh de Persia.

Al final de su declaración, Aliyev se refirió al ex Ministro de Estado Rubén Vardanian, que fue detenido el 21 de septiembre junto con otros dirigentes de Artsaj y que ahora se encuentra con ellos en una de las prisiones de Bakú, la persona que tenía todas las posibilidades de escapar del asedio mucho antes de la caída de Stepanakert. Pero permaneció en el círculo de asedio, porque no podía abandonar el barco que se hundía ante el pueblo. "Ahora", dijo Aliyev, refiriéndose a Vardanian, "le están sirviendo té en la celda de aislamiento en Bakú", lo que en el lenguaje azerbaiyano de ladrones y policías, significa acosarlo, humillarlo...

Y no sólo Rubén Vardanian. El presidente del Parlamento, Davit Ishkhanian, tres de los cuatro ex presidentes y otros también podrían haberse ido, pero no dieron ese paso traicionero, y el asesor del presidente Davit Babaian, fue personalmente a Shushi y se entregó para demostrar su nacionalidad e integridad como estado.

Ahora el tribunal de Aliyev se está preparando para dictar sentencias de prisión de larga duración contra ellos, incluido R. Vardanian, que no participó en absoluto en las operaciones de guerra. Sin embargo, él, con la ayuda de sus colegas armenios y extranjeros, puso la popularización del tema del Genocidio Armenio en la más alta plataforma internacional con su movimiento Aurora, como un campeón científico-público de la lucha genocida en general. Por lo tanto, todos los genocidas y especialmente el mentor de Aliyev, Erdogan, lo ven como un enemigo. De hecho, Ilham, castigando a R. Vardanian piensa que presta un servicio no sólo a sí mismo, sino también a Erdogan, sin excluir, indirectamente, a Israel y a algunas organizaciones judías que se han apropiado completamente del término genocidio.

¿Por qué están escritas estas líneas?

El silencio, la inacción, diría la indiferencia, que prevalece en el mundo armenio, no sólo por Rubén Vardanian, sino también por nuestros otros detenidos. Aparte de una manifestación celebrada en la Plaza de la Libertad de Ereván, el movimiento "No al terrorismo" de la Asociación Cultural Tekeyan y la Prensa Coordinada del R.A.G., no protestaron y protegieron a nuestros prisioneros, a todos los prisioneros. Sólo recientemente hemos sabido que la institución antigenocidio "Rafayel Lemkin" finalmente ha entrado en funcionamiento. Sin embargo, no existe ningún movimiento popular. No hay conciencia pública de que el arresto y la condena de los estadistas y los lideres militares de Artsaj, equivalen a la condena de todos los armenios como "genocidas" y "terroristas"...

Que nadie mire con expectación al actual gobierno de Armenia. Ya es una opinión confirmada que este gobierno no está muy descontento con el hecho de que los dirigentes de Artsaj sean rehenes. Esta opinión fue confirmada días pasados por boca del propio Presidente de Rusia, Putin. Respondiendo a la pregunta del periodista de por qué Moscú no intervino, Vladimir Putin primero intentó justificar el "caso" de Vardanian señalando que había renunciado a su ciudadanía rusa -como si ese poderoso país sólo pudiera proteger a sus ciudadanos- y luego hizo la impactante revelación de autojustificación de que, ni siquiera el Ereván oficialmente hizo algo por él y los demás rehenes...

Ante esta situación, los armenios, especialmente la parte todavía viable y organizada, Armenia o la Diáspora, deben movilizarse y tomar el control para la liberación de sus rehenes, de todos los rehenes, con llamamientos, publicaciones de prensa extranjera, lobby, manifestaciones públicas e iniciativas judiciales.

La liberación de ellos, equivale a la anulación de las falsas acusaciones azerbiyanas-turcas contra los armenios. Especialmente para la restauración de nuestra dignidad nacional.