No hubo detalles particulares o filtraciones en los medios sobre la reunión en Washington entre los ministros de Relaciones Exteriores de Armenia y Azerbaiyán a fines de junio, pero es obvio que Washington está tratando de regular las relaciones entre Armenia y Azerbaiyán mientras Moscú esté ocupado con el guerra de Ucrania y concentrando sus recursos en esa dirección.
Mientras transcurría el proceso de negociación en Washington, la parte azerbaiyana emprendió acciones agresivas contra Armenia, como resultado de las cuales muchos militares armenios resultaron muertos o heridos. Teniendo en cuenta el hecho de que la parte armenia no se retiró de las negociaciones inmediatamente después del incidente, se puede suponer que la parte armenia aceptó las condiciones previas y la presión de Azerbaiyán.
Es difícil predecir si la mediación estadounidense alcanzará un resultado final. Hace apenas un mes, las partes estaban en Moscú cuando el presidente ruso, Vladimir Putin, las invitó a Rusia como mediador en las negociaciones sobre los mismos temas. Definitivamente, esto es parte de la competencia geopolítica natural entre Occidente y Rusia, no solo en el sur del Cáucaso sino en todo el mundo.
Por supuesto, esta competencia también atañe al posible acuerdo de paz. Según cierta información disponible de fuentes armenias, recientemente se presentaron dos documentos a las partes. Según la versión occidental, Armenia reconoce la integridad territorial de Azerbaiyán y Nagorno-Karabaj como parte de Azerbaiyán, y según la versión rusa presentada, la cuestión del estatus de Nagorno-Karabaj queda para consideración futura. También, no olvidemos que hace meses circuló información en medios armenios de que se proponían dos documentos a las partes: el documento de Bruselas, que también es apoyado por Washington, y el de Moscú. Es obvio que los intereses de Rusia se tendrán en cuenta en la versión rusa y los intereses de Occidente en la versión de Bruselas/Washington.
La versión que elijan los líderes armenios depende de la presión que Rusia, Occidente, Azerbaiyán y Turquía ejercerán sobre ellos. Sin embargo, es claro que Armenia tendrá que elegir entre lo malo y lo peor, y el acuerdo de paz implicará un acto jurídico de capitulación, pues la declaración firmada el 9 de noviembre fue meramente una declaración que no fue reforzada por la legislación nacional o internacional.