Difícilmente puedo imaginar que haya hoy ni un solo armenio consciente de la desesperación de la población bloqueada de Artsaj, y que no desarrolle un profundo sentimiento de impotencia y culpa.
Reconozcamos que mientras enfrentamos tal calamidad, a los efectos prácticos, estamos sentados, ociosos y no somos participantes de ninguna forma significativa en ninguna actividad consecuente de ayuda para alguna de nuestros 120,000 hermanos y hermanas, niños, adultos, enfermos o ancianos, sometidos a un abierto y manifiesto acto de genocidio en su patria ancestral.
El llamado mundo civilizado, de este a oeste, está jugando un juego de reuniones, declaraciones, resoluciones y llamamientos ineficaces y poco entusiastas, todos dirigidos a un Azerbaiyán impenitente y a su líder Ilham Aliyev, quien abierta y descaradamente se burla de todas esas manifestaciones.
Aliyev está siguiendo una estrategia obvia y vengativamente sádica, que consiste en someter a toda una población a un lento proceso de estrangulamiento, hasta que inevitablemente se de por vencido y acepte la derrota, seguido de un proceso históricamente demostrado y predecible de eliminación étnica y física.
Queridos compatriotas armenios de todo el mundo, incluida nuestra patria Armenia, frente a esta tragedia que vive una parte preciosa de nuestra nación, tengamos el coraje de preguntarnos primero a nosotros mismos, incluidas las autoridades armenias, todas las organizaciones y las personas de la diáspora de todo el mundo, la siguiente pregunta inevitable, y luego igualmente tener el coraje de responder honestamente: ¿Hasta ahora hemos reunido todos nuestros medios y fuerzas para apresurarnos al rescate de nuestra nación?
La respuesta contundente a esta implacable pregunta es un vergonzosamente negativo y muy claro NO.
Para enfatizar aún más esta vergonzosa respuesta, permítanme preguntar más, hoy, ya que tenemos unos ocho millones o más de armenios viviendo cómodamente en todo el mundo, en una diáspora ingeniosa y una patria totalmente independiente, Armenia, que a su vez es un miembro de pleno derecho de la organización de las Naciones Unidas, mientras nos permitimos permanecer en este pecaminoso letargo insensible, ¿cómo nos atrevemos a culpar al llamado “mundo civilizado” allá por 1915, por no haber movido un dedo para ayudar a nuestros antepasados y salvarlos de las manos genocidas de estos mismos verdugos asesinos turcos?
Compañeros armenios, necesitamos urgentemente y sin demora, colectivamente levantarnos y ser contados por las acciones efectivas y contundentes que debemos tomar sin demora, para rescatar a nuestra población de Artsaj.
No importan esas interminables "reuniones de alto nivel", que involucran a Nikol Pashinian, Aliyev, Charles Michel o quien sea, que no proporcionan ninguna medicina o comida a los Artsajeanos enfermos y hambrientos. Acabamos de enterarnos de que después de la última reunión no concluyente en Bruselas el 15 de julio, nuevamente se está planeando una próxima reunión en el otoño en Granada.
¡Esto equivale simplemente a un desvergonzado abuso internacional de credibilidad al que continúan siendo sometidos los armenios!
Frente a esta calamidad genocida nacional, nosotros en la diáspora debemos idear un mecanismo de acción ad hoc pan-armenio ( hamahaygagan ) dirigido por todas las principales organizaciones nacionales históricamente reconocidas, pero en el que todas y cada una de las organizaciones legalmente estructuradas serán bienvenidas a participar.
Este es un desafío en el que frente a una calamidad nacional podemos mostrar nuestra madurez nacional dejando de lado todas las diferencias políticas internas, denominacionales o de otro tipo. Todas nuestras estructuras eclesiásticas, la Unión General Armenia de Beneficencia, todas las organizaciones políticas y filantrópicas, la Asamblea Armenia y organizaciones similares deben sentirse parte de este grupo de acción, que puede llamarse simplemente “El Movimiento Internacional Pan-Armenio Salve Artsaj”.
Por supuesto, reconocemos, y yo personalmente soy plenamente consciente de las enormes dificultades logísticas que enfrentará una acción de este tipo. El desafío es encontrar la manera de superar y sortear tales dificultades en vista de la enormidad de la calamidad.
El propósito práctico principal, pero no el único, de tal movimiento debería ser generar una ola informativa internacional tan fuerte en todos los países principales donde la diáspora tiene un punto de apoyo, que el proceso genocida de Azerbaiyán en Artsaj se convierta en parte de los informes de noticias diarios, justo a la par con las noticias de la guerra de Ucrania, y ciertamente para erradicar el continuo lenguaje generado por Azerbaiyán de calificar a la población de Artsaj como los culpables de los “separatistas en Azerbaiyán”.
Con igual fuerza y énfasis, el "Movimiento Internacional Pan-Armenio Save Artsakh" debe exigir a las autoridades de nuestra propia Armenia que se comprometan de inmediato en una acción urgente e intensa a nivel de los estados internacionales a favor de los Artsajenses, comenzando con la solicitud insistente y repetida a la ONU y su Consejo de Seguridad, a intervenir, si es necesario con la ayuda de una fuerza militar o policial internacional, para abrir de inmediato el corredor de Lachin (Berdzor).
Estimados compatriotas armenios, y especialmente líderes de nuestras principales organizaciones identificables de la diáspora armenia, tomemos atajos y comencemos a comunicarnos, juntos sin demora, para comenzar este proceso de inmediato.
Esta acción, en primer lugar, invariablemente dará esperanza a nuestros hermanos y hermanas de Artsaj y, lo que es mucho más importante, traerá justicia internacional de manera efectiva y, en especial, evitará que se lleve a cabo un complot criminal humanitario de gran envergadura.
Queridos compatriotas armenios, esta es una emergencia nacional. Se pueden presentar muchas excusas para evitar que el proceso anterior se lleve a cabo. Sin embargo, todo se desvanece en la irrelevancia total, ante la enormidad de la crisis que enfrenta en este momento nuestra nación.