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Opinion - Edmond Y. Azadian
Sergei Lavrov justifica la guerra de Azerbaiyán contra Armenia
10 de Febrero de 2023

La transformación de hacerse pasar por un aliado estratégico de Armenia a convertirse en un enemigo declarado del Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, ha tenido una trayectoria política espectacular en los últimos dos años, desde la Guerra de los 44 Días, que Azerbaiyán libró contra Armenia en 2020, con la activa participación del ejército turco, drones israelíes, pilotos paquistaníes y mercenarios yihadistas islamistas.

Esa guerra hizo estallar la cubierta de misterio que cubría la asociación estratégica entre Armenia y Rusia, ya que este último falló en sus obligaciones del tratado con Armenia, y por lo tanto ha estado tratando de encontrar una justificación para ese fracaso a través de una intensa gimnasia verbal.

La asociación estratégica armenio-rusa se basó en el paradigma mutuamente excluyente de dos axiomas, que finalmente chocaron para revelar sus falsas pretensiones a la fría luz del día. Por un lado, Moscú ha dado por sentado que puede arrastrar a Armenia en cualquier dirección que necesite como soldado raso, incluso donde la soberanía de Armenia está amenazada. Esta actitud arrogante fue manifestada por el "portavoz" del presidente Vladimir Putin, Alexander  Lukashenko, el dictador bielorruso, quien en febrero de 2022 pronunció con desdén en una reunión de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), una organización de seguridad centrada en Rusia de la cual Armenia es miembro junto con con Bielorrusia, “Armenia no tiene adónde ir. ¿Quién necesita a Armenia?

El otro axioma, desde la perspectiva armenia, era que Armenia no necesitaba un poderío militar, ni tampoco de ningún otro socio estratégico, siempre que dependiera de Rusia. Sin embargo, las tendencias políticas en la región evolucionaron en diferentes direcciones y los intereses de Rusia se alinearon con los de Azerbaiyán y Turquía, convirtiendo a Armenia en un caso atípico. Como resultado, se desarrolló una crisis entre las relaciones ruso-armenias, ya que este último buscó ayuda en otros lugares para reforzar su seguridad.

El Sr. Lavrov aseguró a Armenia durante una conferencia de prensa en Ereván, en el mes de julio, que las carreteras y las líneas de comunicación que se construirán o desbloquearán, operarán exclusivamente bajo la jurisdicción de los estados a través de los cuales discurren. Se refería al “Corredor Zangezur” a través de la provincia armenia de Syunik, que se ha convertido en una causa célebre para Turquía y Azerbaiyán, para unir Bakú con Najichevan. Esa misma declaración la hizo públicamente el viceprimer ministro de Rusia, Alexi Overchuk, quien forma parte de un equipo de viceprimeros ministros, incluidos los de Armenia y Azerbaiyán, encargados de trabajar en la demarcación de las fronteras entre estos dos países

Sin embargo. recientemente, la parte rusa ha sostenido que, en lugar de Armenia, Rusia debería administrar el “Corredor Zangezur”.

Ahora, tras el fracaso de Moscú en prevenir la Guerra de los 44 Días o brindar el socorro que legalmente estaba obligado a brindar, llega la crisis del Corredor Lachin, que mediante la declaración del 9 de noviembre de 2020, pasó a la jurisdicción rusa como territorio extraterritorial.

Tras el bloqueo de esta única carretera que conecta Armenia y Artsaj el 12 de diciembre, ciertas acciones y contraataques empujaron al Sr. Lavrov a un rincón, donde finalmente justificó la guerra de Azerbaiyán contra Armenia durante una entrevista esta semana en la televisión rusa. El desenlace se esperaba y no llegó repentinamente.

En septiembre pasado, el Sr. Lavrov invitó a los ministros de Relaciones Exteriores de Armenia y Azerbaiyán a celebrar negociaciones en Moscú. El Ministro de Relaciones Exteriores de Armenia, Ararat Mirzoian, se negó a participar alegando que estaba demasiado ocupado con la crisis del Corredor Lachin. El Sr. Lavrov aprovechó la oportunidad para fustigar a la parte armenia, diciendo que había perdido una valiosa oportunidad de sellar un acuerdo de paz con Azerbaiyán, y junto con el Sr. Jeyhun Bayramov, el ministro de Relaciones Exteriores de Azerbaiyán, convirtieron el encuentro en un foro antiarmenio, como si media docena de reuniones anteriores en formatos similares hubieran producido algún resultado.

En todas estas reuniones anteriores, los ministros de Relaciones Exteriores acababan de dar vueltas y regresar a casa con las manos vacías. Esta reunión en particular en Moscú había sido programada para negar el protagonismo a Bruselas, que había estado tomando la delantera en las negociaciones.

La otra área de discordia fue la apelación de Armenia ante la Corte Internacional de Justicia, también conocida como la Corte Mundial, acusando a Azerbaiyán de racismo y limpieza étnica en Karabaj. Este llamado no concordaba bien con las políticas del Kremlin. Pero Armenia ha logrado avances en la corte ya que las argumentaciónes contrarias de Azerbaiyán fueron trituradas y se anticipa un veredicto positivo para Armenia pronto.

La última reunión de la OTSC en Ereván, fue otra oportunidad para una confrontación entre Armenia y Rusia, ya que Moscú estaba presionando a Armenia para que firmara la declaración final de la reunión, a lo que Pashinian se negó. La confrontación se intensificó aún más cuando Armenia se negó a realizar ejercicios militares de la OTSC en su territorio este año.

La razón por la que Pashinian se negó a firmar el documento fue que no nombraba a Azerbaiyán como agresor en la guerra y, además, los participantes no reconocían la frontera de Armenia con Azerbaiyán.

El Sr. Lavrov, un veterano de la diplomacia, a su manera elocuente, trató de culpar a Armenia por negarse a recibir observadores de la OTSC en su territorio, cuando esta no es, por definición, un grupo de vigilancia, sino una alianza militar destinada a defender a sus miembros. Armenia entonces dijo gracias, pero no. Ciertamente, el grupo tuvo numerosas oportunidades, así como la obligación firmada, de ayudar a Armenia durante la desastrosa guerra. En lugar de eso, torcieron y cambiaron su declaración de intenciones y observaron desde un costado mientras Armenia era golpeada y Karabaj ocupada. De hecho, la mayoría de los miembros de la OTSC, en particular Bielorrusia, Kazajstán, Kirguistán y Tayikistán, felicitaron al presidente Ilham Aliyev por su “victoria” contra Armenia. Además, Kazajstán, en particular, participó la semana pasada en juegos de guerra encabezados por Turquía y Azerbaiyán, en Kars, cerca de las fronteras con Armenia.

El Sr. Lavrov se ha tomado con más dolor la presencia de los monitores de la Unión Europea (UE) en la frontera entre Armenia y Azerbaiyán. El año pasado, la UE colocó 40 monitores civiles en la frontera entre Armenia y Azerbaiyán. Azerbaiyán no los admitió en su territorio, pero tomó en consideración su presencia.

Los 40 monitores del año pasado no pudieron disuadir una agresión masiva, pero jugaron un papel de contención como testigos en la frontera. Y, de hecho, su presencia desalentó cualquier escalada. Esta vez, según la experiencia del año pasado, la UE ha colocado 100 monitores durante un período de dos años. Su número podría aumentar a 200 para incluir 70 gendarmes franceses que llevarán armas ligeras.

Por cierto, los monitores de la UE han estado estacionados en la frontera entre Georgia y Rusia desde 2008 y la frontera ha permanecido tranquila.

El presidente Aliyev se ha opuesto al estacionamiento de monitores de la UE. Pero el Sr. Lavrov, asumiendo la defensa de Azerbaiyán, ha llevado el argumento más allá al afirmar que sin el consentimiento de Azerbaiyán, esta medida podría resultar “contraproducente”, lo cual es una amenaza velada contra Armenia. Eso significa que Rusia está haciendo travesuras para interrumpir el estacionamiento de los monitores de la UE. Efectivamente, este velo se corrió la semana pasada, cuando Rusia anunció que trasladaría el centro de vigilancia conjunto turco-ruso en Shushi (ahora llamado Shusha) cerca de la frontera de Armenia en Azerbaiyán.

Debemos recordar que el ministro de Defensa de Rusia, Sergei Shoigu, en 2020 se jactaba de esta estación de monitoreo conjunta como un "acuerdo brillante con Turquía".

El Sr. Lavrov se ha quejado del hecho de que Armenia se ha negado a recibir dentro de sus fronteras al caballo de Troya que él había ofrecido. Ha dicho que la OTSC está lista para enviar sus monitores, “incluso dentro de unos días, pero nuestros colegas armenios prefirieron invitar monitores de la UE”.

Rusia preferiría mantener las relaciones entre Armenia y Azerbaiyán bajo su control para que la crisis siga filtrándose y se necesite perpetuamente de un estabilizador.

Los monitores de la UE son activos de seguridad para que Armenia tenga un respiro y pueda recuperarse de la devastación de la guerra. Pero Rusia percibe el movimiento de manera diferente y acusa a Armenia de invitar a las fuerzas occidentales a la región del Cáucaso para expulsar a Rusia de su zona de influencia. La intención de Armenia ciertamente no es esa, sino su muy urgente defensa contra la amenaza existencial que enfrenta.

El Sr. Lavrov, incapaz de defender el fracaso catastrófico de su país para defender a sus aliados, ha lanzado la bomba política más potente de su arsenal al justificar las acciones criminales de Azerbaiyán y cambiar la realidad. Esta traición se hace aún más dolorosa para Armenia y la nación armenia en todo el mundo ya que el mismo Lavrov es de origen armenio.

De hecho, el 2 de febrero, el Sr. Lavrov concedió una entrevista a Dmitri Kisselev y, entre otras cosas, afirmó: “Durante muchos años, Armenia ocupó siete regiones de Azerbaiyán. Rusia ofreció numerosas opciones para una solución diplomática. Pero el liderazgo armenio quería quedarse con los territorios. Azerbaiyán, exasperado, recuperó las tierras que le pertenecen”, dijo.

“Ahora, las partes han firmado un acuerdo sobre su disposición de concluir un acuerdo de paz sobre la base de la Declaración de Almaty de 1991. Establece que las fronteras de los estados independientes serán como lo eran en la época de las Repúblicas de la Unión. Karabaj era parte de la República Socialista Soviética de Azerbaiyán”.

Como hábil diplomático, el Sr. Lavrov tiene derecho a mentir lo que quiera, pero no puede cambiar la historia y eludir las obligaciones de Rusia:

  • Rusia estaba obligada a prevenir la Guerra de los 44 Días y no pedirle gratitud a Amenia por detenerla.
  • Rusia traicionó a Armenia al proporcionarle armamento defectuoso y negarse a desplegar el sistema de defensa aérea.
  • “Rusia ofreció numerosas opciones para una solución. Pero el liderazgo armenio quería quedarse con los territorios”. Esta declaración desafía los hechos porque Rusia alentó a los líderes armenios a continuar manteniendo esos territorios como moneda de cambio en la mano del Kremlin contra Azerbaiyán. Un ejemplo de ello es que en 2012, Armenia estaba negociando un acuerdo con la UE, pero luego se le torció el brazo al primer ministro Serzh Sargsian y, de la noche a la mañana, cambió el rumbo y Armenia abandonó la UE para optar por la OTSC. Por lo tanto, Moscú tenía el poder de imponer cualquier solución que deseara.
  • Rusia se ha suscrito a los principios de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), que se basan en tres elementos: La negativa a resolver los conflictos mediante el uso de la fuerza, mantener la integridad territorial de las naciones y los derechos de las minorías a la autodeterminación. Al justificar la agresión armada de Azerbaiyán contra Armenia, el Sr. Lavrov pisotea el primero de los principios de la OSCE.
  • “Karabaj era parte de la RSS de Azerbaiyán” es un error porque Karabaj era una región autónoma colocada arbitrariamente bajo la tutela de Azerbaiyán por Stalin, en contra de la voluntad de la población. Luego, Karabaj usó el mismo mecanismo constitucional que Azerbaiyán para independizarse de la Unión Soviética.

Los armenios tradicionalmente han demostrado ser un pueblo prorruso. El cambio reciente en el sentimiento público es el resultado directo de las acciones rusas, no necesariamente el resultado de los esfuerzos de Occidente.

Es obvio que en la actualidad, Armenia y Rusia están en curso de colisión. Armenia no puede forzar demasiado su suerte, porque Rusia tiene los medios y la voluntad para reaccionar.

La semana pasada, un diplomático muy elocuente, Armen Kharazian, que promovía la política pro-occidental para Armenia, murió misteriosamente. Las especulaciones indican que este es el comienzo de lo que vendrá.

La prudencia y la cautela son los activos políticos más valiosos en este momento.

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