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Opinion - Dr. Roberto Malkassian
Presencia Armenia en la 59a Bienal de Venecia
09 de Enero de 2023
A fines de Noviembre pasado se produjo el cierre de la 59a edición de la Bienal de Venecia. Es la más antigua (1895) y más prestigiosa  feria de arte contemporáneo en el mundo. En el 2019 Sardarabad publicó otra nota mía con comentarios sobre la Bienal de ese año y la de 2017. La última exposición ocurrió entre Mayo y Noviembre de 2022, corrida un año, debido a la pandemia que afectó a todas las actividades artísticas durante el 2021.
Ha sido a mi criterio la más interesante de las últimas Bienales que he visitado y recorrerla ocupó dos semanas enteras, desde la mañana hasta la caída de la tarde. Me referiré aquí, nuevamente, a la presencia de Armenia en esta Bienal.
Vale la pena recordar previamente que en la Bienal de 2017 Armenia no tenía espacio alguno dentro de los límites oficiales, es decir ni en los "Giardini" ni en "Arsenale", lugares paradigmáticos que quien ha estado en Venecia ubica inmediatamente. Realizó una muestra oficial en la Isla San Lázaro (convento armenio) a la que deben haber ido muy pocas personas dado que tenía un horario muy limitado, había que reservar la visita de antemano y pagar una entrada además de la ida y vuelta en un vapor.
En 2019 no se cometió ese error. La exposición de la República de Armenia se realizó dentro de Venecia, pero fuera de los dos ámbitos oficiales citados es decir fuera de los Giardini y del Arsenale. Se ocupó un pequeño galpón, en estado lamentable, sin ventanas, ubicado en el jardín del Colegio Armenio Moorat-Raphael donde se guardan elementos de jardinería, redes para volley, etc. No se exhibieron pinturas, ni esculturas, ni videos-arte, ni hubo performances. Solo filmaciones sobre cuatro paredes, a un volumen insoportable de lo que pasaba en las calles de Erevan en 2018 durante la Revolución de Terciopelo...
En la última edición, la de 2022 me llevé una grata sorpresa dado que vi el pabellón armenio en una zona lindante con Arsenale llamada Castello. Se trataba de una pequeña casa que en su fondo daba sobre un canal. Dentro de todo, un progreso abismal respecto de las dos Bienales anteriores.
Recuerdo como si fuera hoy: en la entrada hay un cartel que dice "Tu no te acuerdas de ti mismo". Ya en el interior, se escucha desde un tocadiscos con un vinilo de 33rpm, una música de inspiración armenia sumamente melancólica. Llama la atención que todas las paredes estén desnudas, destruidas, llenas de agujeros y otro cartel que dice "Entonces no teman!". A eso se agrega una última inscripción sobre otra pared en la que se lee: "Siete formas comunes de desaparecer". En un ambiente lateral, enrollada en una barra se exhibe una lámina metalizada, dorada, de  aproximadamente un metro de ancho por unos 4 metros de alto.
 PABELLON OFICIAL DE ARMENIA PABELLON OFICIAL DE ARMENIA
En un último espacio, previo al canal, hay dos alfombras armenias, una lámpara que cuelga de las vigas del cielorraso y en la pared unos símbolos dibujados que  según el artista que instaló la exposición, Andrius Arutunian, representan el pensamiento de Gurdjeff. El nombre que le dio a la muestra de Armenia es "Gharib" que, según Arutunian mismo explica, es una "...noción de disonancia, resistencia y retirada. Gharib se traduce como 'un extraño que penetra entre nosotros'. Como una palabra de orígenes casi criptogénicos se desplaza con facilidad a través de las lenguas árabe, armenia, farsi y turca, proponiendo una forma de ser simultánea en el adentro y el afuera, más allá de un lenguaje, un lugar, un origen y un mito común... un intento de pertenecer, una forma de percibir el mundo...la armoniosa ley de Gurdjeff de los siete y los sistemas de digestión divina... Una cierta partitura musical emerge, marcada por las voces silenciadas de los no escuchados, los desaparecidos y de los radicales".
Para esta exposición se ha editado -con errores tipográficos- y se vende un "Libro de Gharib" con textos de Andrius Arutunian, Jason Bahbak Mohaghegh y Anna Della Subin.
Los comentarios de quienes visitaban este espacio, eran de fuerte incomprensión de lo que Armenia quería representar con lo expuesto y varios se dirigían a las recepcionistas para preguntarles si en Armenia no había pintores o escultores.
Por otra parte, la Bienal invita oficialmente a ciertos artistas que le parecen de valor a que expongan como tales. Sin importar su nacionalidad. Es lo que ocurrió con una notable escultora de nacionalidad estadounidense, Rachel Lee Hovnanian. Nacida en West Virginia. Creció y estudió en Houston, Texas, en cuya universidad recibió su BFA e hizo luego un posgrado en la Parsons School of Design de Nueva York. Ha expuesto en Barcelona, Dubai, Moscú, varias ciudades en los EE.UU., en Medio Oriente y en Asia. En estos últimos años desarrolla una gran labor artística en Italia.
Lo que Hovnanian presenta bajo el título de "Angeles Escuchando" es un conjunto de siete grandes cabezas de ángeles hechas con bronce blanco. Son todas iguales y los ángeles tienen sus bocas tapadas con dos tiras de metal.  La escultora dice que se trata de una instalación performática concebida como un espacio meditativo e inmersivo para reflejar cuestiones urgentes relativas a la identidad, al conocimiento y al tiempo. Una catarsis.
RACHEL LEE HOVNANIAN
El montaje lo hizo dentro de unas dependencias del Colegio Armenio Moorat-Raphael (no en el galpón) donde también instaló un confesionario de metal con hojas para que los visitantes escribieran "lo que no pudieron decir, lo que no han dicho". Después hay que abrir la puerta del confesionario y dejar el mensaje en una caja. Se hace sonar un despertador y se sale al patio con una cobertura que capta sonidos y produce reflejos. Muy, pero muy interesante. 
Fuera del marco oficial de la Bienal, me llamó poderosamente la atención la exposición de siete obras de la artista plástica originaria de Irán (nació en 1974)  pero que vive y trabaja en EE.UU. Se llama Sheree Hovsepian.
SHEREE HOVSEPIAN JEAN BOGHOSSIAN
Sus obras consisten en estampas fotográficas en viñetas tridimensionales elaboradas con nylon, cerámica, cuerdas y madera. Trabajos realmente excepcionales.
Finalmente, el último artista de origen armenio cuya obra pude ver en Venecia, se llama Jean Boghossian. El hombre es libanés aunque nació en Aleppo, Siria en 1949. Vive y trabaja en Bruselas y se destacó porque aplica fuego y humo a sus obras.
En este caso montó un cubo metálico de unos tres metros de lado sobre el techo de un club veneciano llamado Compagnia Della Vela. El cubo está inclinado, de modo que ofrece un ángulo superior en el que se lee Erevan y debajo de ese nombre están en un mismo nivel Aleppo y Beirut. Frente al cubo hay un mástil de un velero, con cuerdas pero sin velas y una escalera de madera apoyada  en ese mástil. El título de la obra es "Melancolía Contemporánea" y solo se puede ver desde la vereda del club.
Con diferentes características, cuatro presencias armenias en Venecia durante la última Bienal.
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