Los dos países genocidas, Turquía y Azerbaiyán ("dos países, una nación"), que son la maldición y el desastre del mundo, están nuevamente trabajando para completar el genocidio que cometieron hace un siglo. 

El tiránico país llamado Azerbaiyán, armado y dirigido por Turquía, con sucesivas provocaciones y operaciones militares pretende aniquilar el pequeño trozo de tierra restante, el estado soberano de Armenia, bajo el testimonio silencioso de todo el mundo civilizado. 

El cierre del Corredor Lachin, bajo el pretexto de la protección ambiental, es solo una excusa para asfixiar a los 120.000  armenios que junto a la interrupción del flujo de gas y la intención de paralizar la industria minera, tiene como único objetivo crear un desastre humanitario para los armenios de Artsaj. 

Los heroicos armenios de Artsaj (Nagorno Karabaj), se ven obligados a luchar por la supervivencia en el severo frío del invierno y soportando diariamente agreciones y amenazas militares azerbaiyanas.

Esta lucha existencial necesita el apoyo del mundo civilizado. 

• Armenia está especialmente agradecida con los Estados Unidos, los gobiernos de Francia y Holanda y la Unión Europea que han advertido al gobierno del dictador Aliyev, que abra inmediatamente el Corredor Lachin para prevenir urgencias médicas y alimentarias, pero más importante aún, que respeten el acuerdo firmado el 9 de noviembre de 2020 por el cual Azerbaiyán se comprometía a abstenerse de provocaciones. 
  Los países amigos que han expresado su preocupación por este desastre humanitario deberían comprender finalmente que el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, no es un dictador que escucha las advertencias, sino que solo detendrá su sanguinario accionar, ante una amenaza concreta de fuerza y ​​sanciones prácticas. 
• El ejemplo de unidad nacional debería venir de Armenia, de la Asamblea Nacional. Sin embargo, lamentablemente, la oposición y el gobierno no pudieron unirse para firmar una declaración conjunta sobre este alarmante desastre, tomando como ejemplo al Senado francés que mostrósu unidad en su posición hacia Artsaj. 
• Los armenios y especialmente los armenios de la diáspora deben estar convencidos que los comunicados dirigidos al éter, no son suficientes para frenar el desastre y deben iniciar actividades políticas para informar y movilizar a los estados de aquellos países que tienen el peso para la estabilidad de la región y del mundo. 
  Por supuesto, cada comunidad armenia debe organizarse en cada país civilizado para advertir sobre el peligro inminente a través de la prensa y las manifestaciones. 
  Además, con disciplina civilizada, es necesario bloquear las entradas de las embajadas de Azerbaiyán en todos los países posibles. 
• Está más allá de la decisión de Armenia las acciones que pueda tomar Rusia en particular. La Federación deberá sostener su compromiso de mantener el Corredor Lachin abierto y seguro. 
  Los armenios de la diáspora en todos los países deberían elevar el mismo pedido, recordando a las autoridades de Moscú que la violación de sus compromisos le da a Armenia el derecho de abandonar sus obligaciones de alianza. 
• El siglo actual comienza con tales provocaciones que llevarán a probables genocidios si el mundo civilizado no abandona su doble estándar y no recurre a medidas prácticas. 
  Los armenios han saboreado amargamente el sabor del Genocidio y ha llegado el momento de llamar en voz alta frente al mundo: "Basta del Genocidio". 

Organización Demócrata Liberal Armenia

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