Gomidás también fue un compositor armenio, aunque con un sello diferente. Su producción fue muy modesta: 80 obras corales y canciones, arreglos de la misa armenia, algunos bailes para piano, sin embargo, los armenios lo consideran universalmente como el padre fundador de su tradición clásica. Como dijo el extravagante Khachaturian, con inusitada humildad: "La música de Gomidás es de tal pureza estilística, su lenguaje tan sublime, que es imposible pasar de largo, imposible no sentir su cercanía o rechazar su influencia".
Todos los músicos armenios interpretan los arreglos de canciones populares de Gomidás o hacen sus propios arreglos de las canciones que recopiló. Cuando los armenios de todo el mundo se reúnen el 24 de abril, Día de Conmemoración del Genocidio Armenio, para recordar el millón y medio de vívtimas asesinadas por los turcos en 1915, cantan las canciones de Gomidás. En un memorable clip de YouTube de la guerra armenio-azerí del otoño pasado, un violonchelista armenio toca una inquietante melodía de Gomidás en la iglesia armenia en ruinas de Shushi. Para los armenios, la música es memoria y, en tiempos de problemas, Gomidás habla por la nación.
Durante su breve período de celebridad en Berlín y París, antes de que el Genocidio se lo tragara, uno de sus más fervientes admiradores fue Debussy, quien declaró después de un concierto de Gomidás, que a partir de una sola canción merecía ser reconocido como un gran compositor... .
Soghomon Soghomonian, o Gomidás como se le conoció, nació en 1869 en un enclave cristiano armenio cuyos habitantes sufrieron una opresión sistemática bajo el yugo otomano; aquellos que podían hablar su lengua ancestral tenían prohibido hacerlo fuera de la iglesia. El padre de Soghomon, un zapatero, cantaba y tocaba el laúd; su madre tejía alfombras, componía canciones y escribía poesía. Murió cuando Soghomon transitaba en su infancia; su padre se volvió alcohólico y murió cuatro años después. Los amigos de la escuela recordaban a Soghomon como un niño abandonado que deambulaba por las calles; uno recordaba 'un niño pequeño delgado, desnutrido, serio, amable' que en invierno llegaba a la escuela hambriento y congelado.
Su única gran ventaja era una voz sorprendentemente hermosa, detectada cuando tenía 11 años. Se inscribió como cantante en el coro de la Abadía de Etchmiadzin, el centro espiritual de la cultura armenia. Allí brilló como cantante tanto de música religiosa como de canciones populares turcas. Se convirtió en el comediante del seminario, especializándose en imitar las canciones y bailes de diferentes regiones. También comenzó la búsqueda de su vida para documentar la música folclórica que había impregnado su infancia.
Como todas las víctimas de hogares rotos, necesitaba un marco de apoyo. Hizo de Etchmiadzin su hogar y se ordenó como vartabed ('maestro'), un sacerdote célibe. Siguiendo la tradición de que los ordenandos deberían recibir un nuevo nombre, eligió Gomidás en honor a Gomidás Aghayetsi, un compositor y sacerdote del siglo VII.
Los primeros años del siglo XX vieron cómo su fama se extendía espectacularmente, gracias a su carisma como director y conferencista. Vivió ascéticamente, durmiendo en el suelo sin colchón ni almohada, y firmando sus arreglos corales 'armonizados por Gomidás Vartabed', en lugar de 'compuesto' que habría sido más acertado.
Para escapar de la claustrofobia de Etchmiadzin, en 1910 aceptó una invitación para crear un coro armenio en Constantinopla, a pesar de que se estaba trasladando al corazón de un imperio que había permitido la masacre de miles de armenios tan solo un año antes.
Pero la política se estaba acercando ahora. Los Jóvenes Turcos, cuyos objetivos eran la ley sharia y la pureza racial turca, estaban brutalmente en ascenso y estaban decididos a resolver lo que llamaron la "cuestión armenia". Se declaró el estado de emergencia y se ordenó a todos los armenios otomanos que entregaran sus "armas", incluidos los cuchillos de cocina, mientras que el sentimiento popular anti-armenio se avivaba en las calles.
Al ver demostraciones hostiles desde su ventana, Gomitás se refugió en el trabajo y en un extraordinario estallido de productividad, publicó suites de canciones de boda y de adivinación, además de seis suites de canciones campesinas. También creó otro coro, descifró el código para la notación de la antigua iglesia armenia e hizo bocetos para lo que habría sido la primera ópera armenia de la historia.
El 24 de abril de 1915, el Genocidio se desencadenó con el arresto de 2.345 armenios prominentes sospechosos de tener "sentimientos nacionalistas". Diputados y abogados parlamentarios, médicos y periodistas, académicos y músicos, incluido el propio Gomidás. Los metieron en carros tirados por bueyes y los llevaron sin comida ni agua a cárceles en el campo remoto.
De los 291 hombres encarcelados en el grupo de Gomidás, solo 40 sobrevivieron; el resto fueron asesinados o murieron de hambre. Él mismo se salvó gracias a un misterioso telegrama del Ministerio del Interior (se cree que fue inspirado por el embajador estadounidense, Henry Morgenthau, uno de sus admiradores); se enteró de su liberación mientras celebraba la misa por sus correligionarios encarcelados.
Al regresar a Constantinopla, encontró su casa saqueada y su archivo destruido. Esto y el impacto de las atrocidades que había presenciado alteraron su cerebro. El trastorno de estrés postraumático lo dejó mudo. Después de un período en un manicomio turco, fue enviado a una sucesión de hospitales psiquiátricos en París donde, después de 17 años de paranoia cada vez más intensa, murió.
Escrito por Michael Church