Desde 1915, cada 24 de abril, los armenios del mundo entero, diseminados en esta enorme diáspora producto de la persecución y la barbarie cometidas por los jóvenes turcos, quienes elaboraron y ejecutaron el plan de exterminio y aniquilamiento hacia la población armenia que vivía pacíficamente en su territorio, conmemoramos un día de tragedia.
Hace 106 años ocurrió el Primer Genocidio del siglo XX, el de los armenios.
Genocidio aún no reconocido y negado por Turquía y sus aliados, a pesar de innumerables testimonios que lo documentan y lo avalan en los más prestigiosos archivos del mundo.
A este genocidio le siguieron el Holodomor ucraniano en 1932, el Holocausto judío en 1941, el genocidio contra los tutsis en Ruanda en 1994, la masacre de Srebrenica en 1995; el Genocidio Yazidi en 2014 y el Genocidio Rohingya en 2016, estos últimos ya en pleno siglo XXI.
Estos genocidios ocurrieron, se repitieron y fundamentalmente fueron posibles por la falta de condena y el silencio cómplice de la comunidad internacional ante el Genocidio Armenio.
Los condujeron por el desierto en caravanas interminables, los sometieron a la hambruna y a los vejámenes más horrorosos y, como consecuencia, 1.500.000 víctimas perdieron su dignidad y sus vidas.
Talat Pachá y sus dos compañeros de triunvirato, Djemal Pachá y Enver Pachá, fueron los cerebros y principales promotores del genocidio armenio de 1915 que aniquiló al grueso de la población armenia de Anatolia.
Aquella masacre, de la que se cumplen 106 años hoy, es uno de los capítulos más horrorosos de la historia moderna.
En Berlín, el Diputado alemán de origen turco, Cem Ozdemir, presidente del Partido Verde, decía: “el genocidio armenio, es el último tabú de Turquía”. “En realidad los tabúes son tres: en primer lugar, la ocupación militar de Chipre y el rechazo de Ankara a reconocer a la digna república greco-chipriota. En segundo lugar, la represión y discriminación de minorías étnicas o religiosas que, sumadas, representan cerca de un tercio de la población de Turquía. En tercero, el negacionismo del genocidio armenio. Las tres barreras para ingresar en la UE tienen en común su relación con un nacionalismo agresivo y excluyente que apenas conoce matiz, complejo ni remordimiento al observar sus crímenes y abusos. Si la Unión Europea tiene principios, esos tres aspectos deberían bloquear el ingreso turco hasta un cambio de actitud convincente.
Nosotros los sobrevivientes de todos ellos, somos su voz silenciada, somos la sangre que derramaron, somos la mirada y el tacto que enterraron.
Como diáspora armenia, y con las heridas aún abiertas por su explícita participación en la guerra de Artsaj de septiembre de 2020, con férrea convicción afirmamos que cada día del año es un “ 24 de abril “ para cualquiera de nosotros.
Nunca dejaremos de reclamar a Turquía el reconocimiento de sus atrocidades de 1915, tampoco dejaremos de denunciar su negacionismo, como tampoco de demandar al mundo entero el silencio por su abierta participación en la guerra de Artsaj de 2020, otra vez en contra de los armenios.
Gracias Argentina por recibirnos, gracias por dejarnos crecer, gracias por permitirnos ser armenios...
Nosotros los herederos de los sobrevivientes no olvidaremos nunca, ni permitiremos que se olvide…
Susana Dergarabetian Nahabetian