El primer presidente de la República independiente de Armenia, Levon Ter-Petrosian, sostiene que fue el Movimiento Karabaj en Armenia el que derribó el Muro de Berlín. Si hay alguna exageración en esa declaración, podemos estar de acuerdo en el hecho de que el movimiento fue uno de los indicadores que presagiaron el colapso del Imperio Soviético y la eventual desaparición del Bloque del Este.
Tras el colapso, los ciudadanos de Armenia, como otras repúblicas constituyentes de la Unión Soviética, se encontraron en una atmósfera de libertad ilimitada. Estaban abrumados con su nueva realidad y ni siquiera estaban seguros de cómo manejar su nueva situación o usar esa libertad de manera responsable para mejorar sus vidas.
Fue un momento decisivo para Armenia. Debían idearse medios para expresar y utilizar esa libertad. Fue en ese momento, para ser exactos, el 16 de febrero de 1991, cuando el diario Azg comenzó a publicarse, creando un modelo a imitar por los medios noticiosos.
Durante el período soviético, los medios de comunicación eran el lugar más aburrido en la vida de los ciudadanos. Se dictaba de manera centralizada y las noticias locales debían limitarse a los últimos desarrollos agrícolas o glorificar la producción de ciertos artículos, como las lámparas, ¡cuya producción, observaron con entusiasmo, había crecido exponencialmente en comparación con las estadísticas de 1913!
Durante los períodos en los que el gobierno central soviético decidió establecer relaciones con Ankara, los periódicos de Armenia ni siquiera podían mencionar el genocidio armenio.
Fue en esa atmósfera sofocante que Azg inyectó aire fresco a los medios al presentar las normas internacionales del periodismo libre. Azg no solo transformó el formato del negocio de los periódicos, sino también su contenido.