(Desde Ereván).- “Tenemos el peligro de la guerra todos los días (…) Desde el Gobierno estamos tratando de calmar a la gente para que no se preocupe, pero siempre está preocupada”. Lo que dice el presidente de Armenia, Vahagn Khachaturyan, se puede palpar con solo caminar por las calles de Ereván, la capital, y aún más en ciudades más cercanas a Nagorno Karabaj, como el caso de Goris, en el sudeste del país.
La gente sabe que la situación con Azerbaiyán es cada vez más tensa y que el conflicto puede derivar en cualquier momento en una nueva guerra, como en 2020. Pero a pesar del miedo y la sensación de inseguridad, la convicción de defender el territorio armenio está intacta; tanto en la sociedad como desde el Gobierno.
“Si Azerbaiyán piensa que puede penetrar en Armenia, no lo vamos a permitir, vamos a defendernos”, advirtió Khachaturyan, durante un encuentro con algunos medios, entre ellos Infobae, en la sede del palacio presidencial armenio, utilizado desde la era soviética.
La tensión volvió a aumentar el pasado mes de diciembre, cuando infiltrados del gobierno de Ilham Aliyev bloquearon el corredor de Lachin, el único paso entre Armenia y Nagorno Karabaj. Desde entonces Ereván ha denunciado ataques por parte de las tropas azeríes y la última provocación de Bakú se dio días atrás cuando instaló un puesto de control en el corredor, violando el acuerdo tripartito firmado con Armenia y Rusia tras la guerra de 2020.
En línea con lo que viene alertando el Gobierno armenio, Khachaturyan sostuvo que Aliyev busca llevar a cabo una “limpieza étnica” en el país: “Él ha dicho que los armenios de Nagorno Karabaj son ciudadanos de Azerbaiyán, y si no lo aceptan tienen que dejar el lugar. Eso es una limpieza étnica por ser armenios y por ser cristianos”.
Pese a las provocaciones de Bakú, el presidente armenio afirmó que la intención de su país “es vivir una vida pacífica con nuestros vecinos”. Incluso con Turquía, estado que niega el genocidio perpetrado por el Imperio Otomano y que, además, actúa como socio principal de Azerbaiyán: “Un día Turquía reconocerá por fin el genocidio armenio. Somos países vecinos y tenemos que vivir juntos”.
Pero para que la situación no escale a un nuevo enfrentamiento armado, Khachaturyan remarcó la necesidad de un mayor compromiso por parte de la comunidad internacional. Sobre todo de Rusia, que asumió el rol de mediador y tiene desplegadas fuerzas de paz en esa zona del Cáucaso Sur: “Rusia debería darnos apoyo militar y político, pero eso no pasó”.
-¿Preocupa en el Gobierno que las nuevas escaladas de violencia en la frontera deriven en una nueva guerra con Azerbaiyán?
-Tenemos el peligro de la guerra todos los días. El 12 de abril estábamos en la situación que Azerbaiyán otra vez había cruzado la frontera con Armenia. Como resultado tuvimos cuatro soldados muertos del lado armenio. Y Azerbaiyán dijo que cuatro muertos de su lado también murieron, pero no hay ninguna explicación de por qué han cruzado la frontera. Cada mañana cuando nos levantamos sólo queremos saber si algún conflicto ha pasado en la frontera. Desde el Gobierno estamos tratando de calmar a la gente para que no se preocupe, pero la gente siempre está preocupada.
-Otros países que formaban parte del bloque soviético buscan cortar la dependencia con Rusia y acercarse más a Occidente. ¿Armenia está dispuesta a seguir un camino similar?
-Armenia, después de la caída del a URSS, sigue manteniendo relaciones buenas con Rusia. Claro que ahora estamos en una situación muy peculiar. Tenemos un vecino en Turquía que siempre ha tenido una actitud mala hacia Armenia y también sería posible que ataque a Armenia algún día. Si nosotros cortamos relación con Rusia no sabemos en qué situación vamos a estar. Actualmente nuestras relaciones políticas y militares son muy profundas con Rusia. Nosotros hemos elegido el camino de la democracia, al contrario de Azerbaiyán. No teníamos otro método porque a diferencia de ellos, no tenemos ni gas ni petróleo ni otro tipo de yacimiento grande. El 12 de septiembre del año pasado, Azerbaiyán empezó a atacar el territorio de Armenia y según los acuerdos que nosotros tenemos, Rusia debería darnos apoyo militar y político, pero lamentablemente eso no pasó. Tuvimos 220 víctimas y algunos territorios de la República de Armenia están ahora bajo control de Azerbaiyán. Hasta hoy no ha habido ninguna reacción y por eso ahora nosotros estamos buscando otros caminos para nuestra seguridad. Hemos visto una reacción rápida de la Unión Europea y les agradecemos por eso. Enviaron observadores internacionales sin armas, solamente con binoculares. Son unas 100 personas que habían venido en principio por dos meses, pero han decidido quedarse más tiempo. De algún modo, ese era un paso necesario para que Azerbaiyán no vuelva a pasar la frontera y vemos que está funcionando, ahora tenemos menos problemas en esas fronteras. Ahora tenemos que hablar de este problema con Rusia, esa es la realidad.
-¿Qué le reclaman a la comunidad internacional, en especial a las principales potencias, para ayudar a frenar esta escalada?
-Nuestro mensaje directo a todos los países y organizaciones es convencer a Azerbaiyán de no hacer todos los actos que está haciendo. Nosotros ni nos armamos, ni nos preparamos, pero si Azerbaiyán está pensando que puede penetrar en Armenia, y ganar territorios de Armenia, pase lo que pase, no lo vamos a permitir, vamos a defendernos. Entendemos que es difícil, no siempre gana el poder, muchas veces el intelecto gana más. Eso es lo que nosotros pedimos de Azerbaiyán también.
-En el caso de Rusia como mediador hemos visto que tiene un papel muy poco activo y se ha marcado que hay necesidad de una mayor cooperación por parte de Estados Unidos y la Unión Europea, ¿qué siente el Gobierno al ver que la comunidad internacional hace poco por lo que está sucediendo?
-Muchas veces la reacción es neutral y les reclaman a las dos partes para que paren y continúen en la mesa de negociación, sin llegar a la profundidad del problema. Pero después de lo que pasó el año pasado, el 12 de septiembre, vemos que Estados Unidos y la Unión Europea dicen de manera más activa que Azerbaiyán tiene que salir de esos territorios y que fue la parte agresora. Rusia sigue actualmente en una posición neutral. Nos dice que vayamos a Moscú para sentarnos a dialogar y que nosotros tenemos que mantener negociaciones en una atmósfera pacífica y no con la guerra. Muchas veces Estados Unidos dice que la actitud de Azerbaiyán genera problemas para mantener una situación pacífica. Y en el Congreso norteamericano hay senadores y representantes que dicen que Estados Unidos debe aplicar sanciones contra Azerbaiyán. Pero claro que están en juego decisiones políticas importantes y muchas veces los intereses no coinciden. Nosotros debemos ser realistas, ese fue un error que cometimos muchas veces durante la historia, que actuamos guiados por las decisiones y no fuimos realistas con lo que estaba pasando. Nosotros tenemos que entender quiénes son y con qué pueden ayudarnos. Claro que nosotros también entendemos que a veces tenemos que ceder, hacer concesiones, y al final tenemos que llegar a algún acuerdo.
-¿Qué concesiones estaría dispuesto a hacer Armenia para poner fin al conflicto en Nagorno Karabaj?
-Azerbaiyán siempre ha tenido miedo a que Armenia reconozca a Nagorno Karabaj como independiente de Azerbaiyán. Pero nosotros ahora decimos que reconocemos su integridad territorial, ¿pero pueden garantizarnos que el pueblo armenio vivirá ahí seguro? Hoy en día ellos no pueden garantizarlo y eso está claro para todos. En esta cuestión nosotros decimos que vamos a hablar sobre garantías internacionales. Puede ser un país, pueden ser varios países, organizaciones internacionales como la ONU. En esta etapa tratamos de encontrar la solución de esa manera y si en el futuro Azerbaiyán es un país que puede dar condiciones a la gente entonces así se hará. Quizás hasta llegará el día en que Armenia y Azerbaiyán tengan una relación tan buena que ese problema no exista. Nosotros vemos de esa manera el futuro en la región como un modelo pequeño de la Unión Europea para los tres. Si nosotros también miramos esto desde el punto de vista de los intereses de afuera entonces está claro que es mucho mejor que estos tres países colaboren como mercado común. Y si miramos el mapa siempre hemos sido el cruce más conveniente de norte a sur y de este a oeste. Así que la solución la vemos de esa manera. Claro que ahora no tenemos esa seguridad ni les tenemos confianza. Azerbaiyán ahora reclama que hasta Ereván forma parte de Azerbaiyán y ese es otro problema que trato de mostrar para mi propia nación. Para que sepan la situación en los años soviéticos vivían en territorio de Armenia 160.000 azeríes y en Azerbaiyán 500.000 armenios. De 250.000 a 300.000 vivían en Bakú. Ahora hay cero. Solo 120.000 que quedan en Nagorno Karabaj. Pero estos cálculos no son convenientes para las negociaciones, eso es un factor que no ayuda sino todo lo contrario. Es muy común que Aliyev hable de la historia, pero si hablamos de la historia seguro pierde Azerbaiyán. Nosotros no tenemos problema en hablar de 100 años antes, 1000 años antes o 2000 años antes porque nuestra historia es muy larga. Somos nativos de este territorio y siempre hemos vivido aquí. Y la palabra Azerbaiyán se empezó a usar recién en 1923. Antes de eso en todos los documentos soviéticos la nación apareció bajo el nombre de tártaros del Cáucaso