En 1932 se inauguró el salón y la escuela Arslanian en una de cuyas aulas se impartía la misa dominical.
La Iglesia Catedral San Gregorio el Iluminador se concretó gracias a la donación del señor Hrand Nikotian, consagrada en 1938.
Además de su capacidad en las tareas organizativas Arslan fue un gran benefactor puesto que donó dinero en efectivo, el terreno y su trabajo como arquitecto para la construcción de la iglesia Santa Cruz de Varak, en el barrio de Flores.
Este armenio notable fue protagonista de la vida armenia durante varias décadas: entre 1918 y 1935 como presidente de la Institución Administrativa de la Iglesia Armenia (IAIA) y luego, como síndico e integrante de la subcomisión educacional. Si bien quedó al margen de los cargos de poder salvo la dirección del boletín mensual de la institución, Hai Guetron, en algunas oportunidades se lo convocaba para supervisar refacciones y, sobre todo, ocuparse de las exigencias oficiales (por ejemplo, cuando el Consejo Nacional de Educación solicitó la traducción al castellano de los libros de texto armenios, para conocer sus contenidos), hecho que demuestra que se valoraba sus conocimientos.
Tenía una gran vocación de servicio; no le importaba aceptar roles secundarios en pos del fin principal que es la preservación de la armenidad.
La mayor preocupación de Arslan fue hacer que los niños armenios que asistían a las escuelas de la red escolar dependiente de la Iglesia conocieran la cultura de los ancestros.
Mediante visitas periódicas, sea como directivo o como parte de la comisión de educación, controlaba las escuelas armenias barriales.
Próximo al final de sus días cedió todos sus bienes –varias propiedades- a la iglesia para hacer posible la continuidad de su obra.
En reconocimiento a sus valiosos aportes, sus contemporáneos llamaron “Arslanian” a la escuela de la calle Armenia 1353.
Sin embargo, en 1967 se solicitó al Consejo Nacional de Educación el cambio de nombre de la Escuela que pasó a denominarse Instituto San Gregorio el Iluminador.
El jardín de infantes conservó el apellido del benefactor en “recordación de quien tanto hiciera por el funcionamiento de esta escuela, de la educación de centenares de niños de la colectividad armenia” rezaba la nota del Consejo Nacional de Educación donde se aceptaba el cambio mientras que la escuela primaria llevó el nombre de otro benefactor, Diarbekirian..
Años después el apellido de quien tanto hiciera por la escuela y por toda la comunidad fue reemplazado por el de otro benefactor.
Hoy sólo es recordado por los mayores o por quienes fueron ex alumnos de la antigua escuela “Arslanian”.
Cuando se cumplieron veinte años de su muerte se erigió un busto a su memoria en el patio de la iglesia, lamentablemente hoy desaparecido.
Consideramos de suma importancia el recuerdo de una persona que dedicó su tiempo, su dinero y su profesión al servicio de la comunidad armenia de la Argentina.
Sus cenizas descansan, de acuerdo con su última voluntad, en la tierra que tanto amó, Armenia, y a la que dedicó todos sus esfuerzos.