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Locales - Comunicado
107° Aniversario del genocidio de armenios
23 de Abril de 2022

En el 107 aniversario del Genocidio de armenios, la comunidad armenia de la República Argentina reclama que el
Estado turco como su sucesor, asuma con dignidad el reconocimiento de su responsabilidad.
Los ideólogos del Genocidio armenio, los Jóvenes Turcos, en el poder entonces, promovieron el cambio del
otomanismo bajo el Imperio otomano, que reconocía la existencia de las minorías musulmanas con derechos
restringidos, al turquismo cuyo objetivo central fue la homogeneidad étnica. A partir de ese momento se potenció
un nuevo discurso nacional turco, que impulsó una política sistemática de Estado de exclusión y de justificación de
la violencia y de persecución.
Esta política fue completada luego de la caída de los Jóvenes turcos por quienes los sucedieron, liderados por el
nacionalista Mustafá Kemal, fundador de la República de Turquía en 1923. En esta segunda etapa la eliminación
física de la población armenia se profundizó con el recurso de re-escritura de la historia para decir que este pueblo
nunca había vivido allí. Así, los fundadores de la República de Turquía, acompañando el proceso de construcción
de una cultura nacional, “borraron” aquellos segmentos denigrantes de su historia como, por ejemplo, las masacres
de las minorías cristianas. La memoria colectiva fue segmentada, vaciada de parte de su contenido y reemplazada
por la historia oficial, escrita por académicos autorizados y transformada en la historia aceptada, con la finalidad de
que las futuras generaciones no tuvieran datos de ese pasado vergonzante y traumático.
Otra faceta de los genocidios es la de la apropiación de los bienes de las víctimas. En el caso armenio sus bienes
fueron tomados y administrados por la dirigencia turca favoreciendo la concentración económica en manos de sus
acólitos, para dar origen a una nueva burguesía nacional. A partir de entonces los turcos tuvieron un nuevo rol en la
sociedad: el control de la economía y de la industria mediante la apropiación de los bienes “abandonados” por los
armenios.
Asimismo, la llamada Turquía moderna se sustentó también en el complejo proceso de “ingeniería demográfica”
que hizo posible la reubicación de los musulmanes expulsados como consecuencia de la guerra de los Balcanes, en
territorios que habían pertenecido a los armenios. De ese modo, se contó con una población fiel y afín, que fue
favorecida por el despojo económico de los armenios.
A partir de estos antecedentes, para quienes sostienen que el Genocidio armenio es un hecho del pasado, con la
“Guerra de los 44 días” de 2020 quedó demostrada su vigencia por la amenaza de un nuevo genocidio que no sólo
debe preocupar a Armenia y al pueblo armenio, sino a la comunidad internacional teniendo en cuenta la
reactivación de discursos de odio, prácticas de discriminación racial, étnica y religiosa. Hoy Azerbaiyán,
estrechamente emparentada con Turquía ocupa gran parte del territorio histórico de Artsaj; no le basta con ello
puesto que sigue amenazando con nuevas anexiones territoriales de Armenia. Peligra incluso la devolución de los
prisioneros de guerra violando los términos de la declaración tripartita que firmó el 9 de noviembre de 2020 y
expone su inhumanidad sin disimulo y sin temor de sufrir las consecuencias.
Por todo lo dicho la comunidad armenia de la República Argentina como la del resto de la diáspora sigue
reclamando que el Genocidio armenio sea reconocido sin rodeos por el Estado turco, continuador de los
perpetradores. BASTA DE NEGAR LA VERDAD – NO A OTRO GENOCIDIO.

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