Roxana Stamboulian aún no caminaba cuando su papá, Daniel, decidió dar el paso más importante de su carrera profesional: mudarse a los Estados Unidos para especializarse en enfermedades infecciosas. Después de un largo tiempo, en ese mismo lugar, ella asumió la responsabilidad de conducir FIDEC y, en 2020, la de ejercer el mismo rol en FUNCEI, en la Argentina. En esta charla, comparte su mirada sobre el pasado, presente y futuro de estas organizaciones, creadas y presididas por el doctor Stamboulian. Así revela la filosofía con que las conduce.
¿Qué recordás de tu comienzo en FIDEC?
Aún recuerdo mi llegada a Miami, luego de haber acompañado en 2000 y durante dos años a mi marido, Gustavo, a cursar un MBA en la Escuela de Negocios Tuck, de Dartmouth College. Durante ese tiempo, se creó FIDEC en Nueva York, con la dirección, colaboración y el apoyo ad honorem de Sarkis Boghalian. Las etapas iniciales fueron difíciles en lo personal y en lo laboral, ya que, a pesar de tener muchos años de experiencia en FUNCEI, en la Argentina, tuvimos que adaptarnos a un nuevo sistema y a una nueva cultura, y aprender cómo funcionaban las organizaciones sin fines de lucro en los Estados Unidos.
En ese momento, el reconocido periodista Bernardo Neustadt colaboró con nosotros presentándonos amigos con quienes organizar un evento de recaudación de fondos. Así decidimos hacer el primer torneo de golf a beneficio de FIDEC, en Key Biscayne. Gracias a esos 50 participantes, pudimos iniciar nuestro camino en el sur de Florida y seguir conociendo amigos en Miami con ganas de ayudar y de ser parte de nuestra fundación. A su vez, FUNCEI llevaba adelante el programa de telemedicina y segunda opinión médica CEDECEM, junto con la Fundación Pérez Companc, que también brindó su apoyo durante los primeros meses de FIDEC.
A comienzos de 2004, se sumó a FIDEC Valeria Rotholc, que hoy ocupa el cargo de directora de Finanzas y Asuntos Legales, y ya no estuve sola en el día a día de nuestra organización. Recuerdo cómo, con la ayuda de nuestros familiares y amigos, organizábamos los torneos de golf y congresos médicos, todo a pulmón. Hoy ya somos siete personas, que trabajamos a diario en FIDEC para cumplir su misión y objetivos.
¿Cuáles fueron las primeras acciones de la Fundación?
Empezamos organizando congresos para médicos latinoamericanos e hispanos en Miami. El primer año trabajamos con el Hospital Mercy y con el Hospital Pediátrico de Miami, Miami Children's Hospital, hoy Nicklaus Children’s Hospital. Poco tiempo después del primer simposio, alcanzamos un convenio con el doctor Gordon Dickinson, médico infectólogo de la Universidad de Miami, a quien el doctor Stamboulian había conocido en 1979 al realizar allí una estancia de entrenamiento. El acuerdo contemplaba organizar con esa universidad actividades de educación médica y para la comunidad. Desde ese momento, el doctor Dickinson participa como consultor de FIDEC y colabora con el diseño e implementación de programas educativos, con especial énfasis en vacunas.
Desde 2004, continuamos organizando congresos médicos en Miami, en conjunto con la Universidad de Miami, y los replicamos en la Argentina para propiciar el intercambio entre FIDEC y FUNCEI. En paralelo, hemos implementado proyectos de investigación y educación en Latinoamérica, con la contribución de distintos laboratorios de la región.
El trabajo durante los primeros años de FIDEC resultó, como comenté antes, más difícil de lo esperado y nos demandó mucha energía para adaptarnos a los requerimientos de un nuevo lugar con características propias. Nuestro esfuerzo, de a poco, nos permitió crecer. Un hito que marcó este desarrollo fue que la Fundación Bill y Melinda Gates (Bill & Melinda Gates Foundation) seleccionara a FIDEC en 2012 para conducir un estudio de investigación sobre vacunas contra la polio en cuatro países de Latinoamérica.
¿Cuáles son hoy las necesidades en el sur de la Florida?
Junto con los doctores Luján Soler, médica de nuestro equipo, y Gordon Dickinson, venimos trabajando intensamente para promover las vacunas. Consideramos que existe una gran necesidad porque, al igual que en otras regiones del país, el movimiento antivacunas está muy presente, y la cobertura de vacunación es mucho más baja que en la Argentina. A lo largo del tiempo, hemos pensado estrategias y evaluado su aplicabilidad. Nos dimos cuenta de que la Coalición de Vacunas de Miami-Dade no funcionaba como en sus comienzos. A partir de allí, y desde hace tres años, FIDEC y el Departamento de Salud Pública de Miami-Dade lideran la Coalición para implementar campañas de vacunación y actividades educativas dirigidas a médicos, farmacéuticos, otros profesionales de la salud, estudiantes universitarios y también a la comunidad.
¿Qué proyectos han tenido mejor respuesta de la comunidad y de las entidades aliadas, y así mayor impacto?
Creemos que la respuesta de la sociedad ha sido muy positiva en todos los proyectos. En particular, recuerdo los programas educativos en Jujuy (Argentina), que llevamos adelante en alianza con FUNCEI y con entidades como la empresa Ledesma y Rotary. El Departamento Educativo de nuestras fundaciones ha logrado establecer un vínculo muy estrecho con la comunidad educativa de esa región, que alcanza tanto a directivos y supervisores como a alumnos y sus familias. Nuestros programas han abordado temas críticos para estas poblaciones, tan diversos como la prevención de enfermedades transmitidas por mosquitos, el abordaje del bullying y la salud emocional en las escuelas, siempre en el marco del cuidado integral de la salud infantil. Gracias a la interacción con los destinatarios del programa y los patrocinadores, esta actividad es una de las que ha tenido mayor continuidad e impacto.
Entre otros proyectos con enfoque sociosanitario, implementados en contextos con realidades muy diferentes a las que algunos imaginamos, podemos destacar el programa en el Chaco (Argentina) y el programa de salud ocupacional en Armenia, en alianza con la empresa Tierras de Armenia. Este último se lleva a cabo desde hace 13 años en forma ininterrumpida y ha permitido brindarles a muchos trabajadores y a sus familias servicios sanitarios a los que, hasta ese entonces, no habían tenido acceso. También en Armenia, durante varios años, FIDEC llevó adelante un programa de salud para mujeres que habitaban en la provincia de Tavush. Algunas de ellas tuvieron la oportunidad de hacerse por primera vez un control ginecológico.
Para citar, además, un ejemplo de trabajo con los profesionales de la salud, otra actividad consolidada son los workshops, cursos y capacitaciones sobre vacunas en Latinoamérica, que mantenemos desde el inicio de FIDEC y que tienen la ventaja de que cada participante es un agente multiplicador en su comunidad, por lo que también amplifica los resultados.
¿Cómo continúa el trabajo de FIDEC a raíz de la pandemia?
El escenario actual y futuro nos lleva a enfatizar aún más la necesidad de promover la aceptación y el uso de las vacunas. Al desafío prepandémico de aumentar la vacunación de los adultos se suman ahora otros dos objetivos: por un lado, seguir apoyando la vacunación contra la COVID-19; por otro, incrementar las tasas de vacunación infantil. A raíz de las restricciones y aislamientos impuestos en distintas regiones, y de la influencia del crecimiento de los grupos antivacunas, las tasas de vacunación infantil han declinado en forma alarmante. Por lo tanto, promover la vacunación de niños y adolescentes se ha convertido en una necesidad urgente.
Además, como de a poco vamos migrando de las actividades virtuales otra vez a las presenciales, se iniciará, sin duda, una nueva etapa en nuestro trabajo. Ya lo vemos en Miami, donde estamos volviendo a trabajar con los consulados de países latinoamericanos en campañas para aumentar la vacunación contra la gripe, contra la COVID-19 y en general.
Si repasamos los logros desde la creación de FIDEC como pilar de nuestro futuro, no podemos dejar de mencionar las alianzas que han hecho posible nuestro trabajo, entre las cuales nos enorgullece nombrar a la que hemos formado con la Fundación Manos del Sur. Desde nuestras primeras reuniones hace 20 años, hemos ido encontrando actividades y programas para trabajar en conjunto, y esto ha permitido potenciar la fortaleza de cada una de las organizaciones.
Antes mencionaste, entre las actividades más desafiantes para FIDEC, fomentar la vacunación de los adultos y contrarrestar a los grupos antivacunas. ¿Hay otras?
Para llevar adelante una iniciativa, recaudar fondos se convierte en un desafío que nuestra fundación también debe enfrentar y que vamos logrando sortear gracias al apoyo de personas y organizaciones que comparten nuestros objetivos.
¿Qué esperás para el futuro, ahora que también sos la directora ejecutiva de FUNCEI?
Siempre mantuvimos el trabajo conjunto con FUNCEI, pero ahora con un rol más activo como directora ejecutiva desde 2020. Me propuse seguir fortaleciendo las actividades de los médicos en la Argentina y extendiéndolas en conjunto a Latinoamérica. Dentro de este marco, de cara a 2022, la doctora Hebe Vázquez, coordinadora científica del Grupo de Trabajo en Vacunas de FIDEC y FUNCEI, ha trabajado intensamente en Miami, con miras a potenciar cada uno de los proyectos en curso en el área de educación en vacunas, tanto para la comunidad como para los profesionales de la salud.
En esta misma línea, nos enfocamos en Armenia tanto desde Estados Unidos como desde la Argentina. Solemos decir que FIDEC, FIDEC Armenia y FUNCEI son hermanas, y vemos su labor como la de una misma organización, guiada por mi padre. Con su visión, él nos ha acompañado en este camino de esfuerzo. Creo que mi nuevo lugar en FUNCEI nos permitirá intercambiar mucha más experiencia en el día a día de las tres fundaciones. Este aspecto me motiva, ya que creo que cambia un poco la perspectiva para seguir trabajando.