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Locales - Hacia la Armenia del mañana
Embajador de la República de Armenia en Argentina
21 de Septiembre de 2021

hovhannes virabyan

 

 

 

 

Embajador de la Republica de Armenia para la Argentina           HOVHANNES VIRABIAN

Hacia la Armenia del mañana

Hay un punto de inflexión en la historia moderna de Armenia, bajo cuya influencia se delineó el rumbo posterior y que se convirtió en un pilar de nuestra idiosincrasia nacional.

Se trata de Sardarabad, una batalla con cuyo resultado estaba condicionada la existencia misma de la nación armenia. El 21 de mayo de 1918, a solo cuarenta kilómetros de Ereván, la nación armenia libraba una lucha de vida o muerte contra el enemigo en nombre de su propia existencia.

La victoria de los armenios en Sardarabad permitió la declaración de la independencia de la República democrática de Armenia. La nación armenia se ganó el derecho de tener un estado. El final de la guerra en Sardarabad marcó un nuevo comienzo.

Esa victoria, como símbolo, acompañó a la creación de la tercera república de Armenia. Hace treinta años se anunció el inicio de nuestra joven república, basada en sueños juveniles, que sin duda iban más allá de las posibilidades reales. Los sueños se convirtieron en una fuerza impulsora. La nación armenia tuvo fe y se unió. Se unió en aras de la unidad y el futuro, superando obstáculos extraordinarios. Alcanzamos una gran victoria en la primera guerra de Artsaj. La victoria dio sentido a todo y justificó las pérdidas y las privaciones. Con esa victoria iniciamos la construcción de nuestro estado recién emancipado.

Junto con todos los armenios del mundo, instauramos la República de Armenia, con errores, logros, éxitos y deficiencias, cayéndonos y levantándonos. Depositamos todas nuestras expectativas y demandas sobre los hombros del joven estado. Como si fuera nuestro propio hijo, nos pusimos orgullosos de cada éxito, y cada paso en falso y cada fracaso mereció la severa reprimenda paterna. En esos años, la desgastante fuerza del tiempo a veces nos hacía olvidar las condiciones en las que vivía y resistía nuestra Patria. En el transcurso de tres décadas, lamentablemente, a veces perdíamos de vista que tanto ayer como hoy y mañana nosotros mismos somos nuestra única esperanza.

Tuvimos una gran caída. Una lucha de cuarenta y cuatro días en una guerra que no era una guerra de seres humanos ni respetaba las normas establecidas. Cuarenta y cuatro días de resistencia, que solo pueden explicarse por la voluntad inquebrantable y el patriotismo del armenio loco. Como dice la canción relativa a Sardarabad: "No estamos acabados, volveremos".

Y hoy no hay otra alternativa más que mantenerse firme. Hoy hay que soñar en grande, sin sentir miedo de la grandiosidad de los sueños. Solo que los grandes sueños se hacen realidad con más trabajo, más esfuerzo, más perseverancia y compromiso. Para hacer realidad los sueños hay que tener una visión, aprender a analizar la planificación, dar forma a la secuencia de las acciones. Hace mucho que pasó el tiempo de los brindis. Es fácil amar a la Patria con palabras, al igual que quererla cuando la Patria es próspera y exitosa. Construyamos la Patria segura y próspera, que será fácil de amar para nuestros hijos. Y enseñemos a nuestros hijos que todo aquel que se considere armenio deberá responder ante nuestra Patria.

Debemos llegar a conocernos a nosotros mismos a través de Sardarabad, que está en cada uno de nosotros. Debemos tener fe en que hay salvación aun en las circunstancias más difíciles. Como también proclama la canción, “cuando no quedan salida ni solución, los locos encuentran la manera". Aprendamos lecciones de nuestra historia. No separemos a los locos del resto de la sociedad. No esperemos que los locos encuentren el camino y que el resto deposite sus esperanzas en ellos. Cada uno de nosotros debe estar tan loco como para que pueda encontrar la solución y tan razonable como para darse cuenta de que cuanto más firmemente se aferra a su tierra y cuanto más sacrificio hace, tanto más fácil es encontrar el camino.

Treinta años es el tiempo adecuado para mirar al futuro. Venimos de milenios, pero el camino por recorrer es más largo. No hay futuro sin recordar, valorar y aprender lecciones de la propia historia; pero todo ello debe ser invocando el futuro, nuestros sueños y nuestra labor deben ser con miras al futuro.

En treinta años hemos visto victorias y derrotas. Hoy es el momento de ir hacia adelante reinterpretando el pasado. El futuro será luminoso, pero el camino vuelve a ser complicado. Vamos a encontrar la manera. Somos los hijos de Sardarabad y los portadores de la sangre de los locos. La cuenta regresiva para la construcción del futuro ha comenzado, y de nosotros depende cómo serán los próximos treinta años. Tengo fe en que lo lograremos.

Viva la República de Armenia, la Armenia que vendrá mañana.

 

Exclusivo para Sardarabad

 

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