carta enviada ayer por el arzobispo Kissag Mouradian, primado de la Iglesia Apostólica Armenia para Argentina y Chile, a Su Santidad el Papa Francisco, con quien mantiene una fraternal relación de amistad desde cuando era arzobispo de Buenos Aires, en torno al conflicto en Artsaj.

La carta expresa lo siguiente:

 

Buenos Aires, 5 de octubre de 2020

 

Querido Santo Padre

 

Una vez más, tengo el alto honor de dirigirme a ti, querido hermano, en esta oportunidad con suma preocupación y un inmenso dolor que invade mi espíritu, debido a los tristes acontecimientos en curso en la frontera entre Armenia y Azerbaiyán.

Su Santidad conoce perfectamente y de primera mano el conflicto del cual hablo, en torno al enclave de Artsaj (Nagorno Karabaj), ya que en 2016 ha tenido la oportunidad de visitar la primera nación cristiana, Armenia, un acontecimiento que cada armenio guarda con inmensa alegría y agradecimiento en su corazón.

También el mismo año ha viajado a Azerbaiyán, en un noble intento por tender puentes entre ambos Estados para evitar el conflicto y la guerra, como es huella de su ya histórico papado.

Sin embargo, Su Santidad, estos esfuerzos de paz una vez más han sido desatendidos por las autoridades azeríes, que hace más de una semana han lanzado un ataque militar a gran escala sobre la población de Artsaj, asesinando civiles y cometiendo crímenes de guerra, con la particularidad en esta ocasión de que actúa con el apoyo explícito de Turquía y los ataques han alcanzado territorio armenio.

Los armenios del mundo estamos viviendo esta situación, que no para de crecer en dramatismo, con suma angustia y desolación, por nuestros hermanos y hermanas de Armenia y Artsaj que están perdiendo la vida, nuestros parientes y familias que se encuentran allí y están dando la vida para salvaguardar nuestro territorio, nuestra cultura, nuestra religión, nuestra nación, mientras el mundo mira para otro lado y son abandonados a su suerte, una vez más. Porque lo que se está llevando a cabo en estos momentos, Santo Padre, no tenga dudas, es un nuevo intento genocida contra la población armenia.

Por eso recurro una vez más a Su Santidad, conociendo su sensibilidad frente a estas atrocidades y apelando a su humanidad.

Necesitamos una intercesión contundente y activa de la comunidad internacional para frenar este injusto atropello y lograr el cese de hostilidades y la tan ansiada paz.

El pueblo armenio, profundamente cristiano y creyente, siempre se ha apoyado en el Señor, y estoy convencido de que es por Su gracia que hemos sobrevivido a tantas penurias y perdurado hasta nuestros días como nación cristiana y de fe.

Su Santidad, son días cruciales para nuestro pueblo, cuya supervivencia está en juego.

Ruego por su intermediación y por la de todos los actores mundiales que puedan parar esta barbarie.

Lo tengo siempre presente en mis oraciones, deseándole salud y resistencia a todos los males.

Hoy le ruego, Su Santidad, querido hermano, rece por Armenia y por Artsaj, por los jóvenes, mujeres, ancianos, que están dando la vida injustamente tan sólo por defender su derecho a la existencia en paz.

Tenga a bien aceptar, Santo Padre, los sentimientos fraternales más puros de nuestros corazones y el respeto y la veneración de toda nuestra comunidad.

Hermano en Cristo,

 

Primado de la Iglesia Apostólica Armenia

en Argentina y Chile