Claudio Fantini es politólogo, periodista, licenciado en Ciencias Políticas y profesor. A raíz de su trabajo sobre el último conficto en Armenia y Nogorno-Karabagh, se lo convocó para compartir su visión acerca de las lecciones que dejó este conflicto y las medidas a tomar por parte de Armenia y muy especialmente por la vasta diáspora armenia, quien a su entender, lleva una carga muy pesada de responsabilidad ya que su territorio patrio ha estado y sigue estando en constante peligro de extinción. 

El Sr. Fantini trazó unos puntos de comparación y de similitud entre la diáspora judía y la armenia. Se refirió a la formación del estado de Israel, con una población que en su mayoría vivía en occidente, pero que tuvo la tarea histórica de concretar ese propósito. A medida que el estado de Israel se fue fortaleciendo, la carga de responsabilidad sobre la diáspora fue disminuyendo.  

El caso armenio con una densidad poblacional mínima, rodeada de enemigos peligrosos, se puede afirmar que armenia es un país en riesgo, por lo tanto la carga que lleva la diáspora es extremadamente importante. Fantini definió a la nación diáspora como único instrumento de defensa de un proyecto de nación, de identidad, de lengua, de cultura propia,  que tiene como meta la preservación de la independencia y el desarrollo de Armenia.  

Armenia y la diáspora conocen muy bien las tragedias del pasado y las limpiezas étnicas, y también conocen los peligros y amenazas del presente; en ambos casos, lideradas en la antigüedad como en la actualidad por Turquía con quien Armenia tiene una incompatibilidad cultural abismal. El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan, tiene por objetivo recrear el sultanato, el proyecto expansionista, el que avanza a paso redoblado, y en estas circunstancias Armenia está en grave peligro. 

Fantini se cuestiona el por qué los gobiernos de occidente no reaccionaron ante el avance demoledor de Azerbaiján apoyado logísticamente y provisto de una industria armamentista descomunal por parte de Turquía. 

Su hipótesis se basa en el desconocimiento que los ciudadanos del mundo tienen de Armenia , de su historia , del ser armenio. Menciona a Francia como la única voz que se escuchó y relaciona este hecho con la familiaridad que el pueblo francés tiene de Armenia a través de Aznavour, “la voz francesa, la marca musical de Francia”. En su reflexión, Fantini recurre a la palabra familiaridad,  “cuando hay familiaridad, la reacción es diferente,”, se produce empatía y solidaridad ante nuestro conocido que queremos ayudar. La diáspora armenia debe generar conocimiento, porque no se puede proteger lo que se desconoce. 

No es suficiente “generar conocimiento” a través de los programas comunitarios de radio y televisión o de redes sociales ya que todos estos medios de comunicación tienen una sola y única audiencia, la de la comunidad. Turquía ha aprendido muy bien a generar conocimiento a través de sus novelas y de su agencia Anatolia, su audiencia es global y ha generado enormes paquetes turísticos para visitar esas tierras de ensueño con el que el espectador sueña con visitar. 

A fin de generar conocimiento sobre la marca Armenia, Fantini sugiere la creación de oficinas en el Ministerio de Comunicación de Armenia y en cada país de la diáspora que se dedique a producir información atractiva de armenia, que aparezca en las noticias, como HispanTV medio alternativo iraní en lengua española .

Imponer la marca generando conocimiento es crear familiaridad ya que nadie se solidariza con lo que se desconoce y estar a la vista de todos provee de un buen blindaje internacional en términos de solidaridad y empatía.