Las diócesis armenias de Rumania y Bulgaria, países balcánicos (Serbia, Montenegro, Macedonia del Norte, Bosnia y Herzegovina, Eslovenia, Croacia, Albania) representadas por el líder diocesano y el delegado pontificio arzobispo Datev Akobian, los consejos diocesanos, las asambleas parlamentarias diocesanas y el pueblo fiel condenan enérgicamente el uso de fuerza violenta y desproporcionada por parte de las autoridades de la República de Armenia contra manifestantes pacíficos el 12 de junio de 2024.
Como resultado de tales acciones ilegales e ilegítimas, hay más de 100 víctimas y heridos, incluidos quienes han sufrido graves lesiones físicas. Rogamos a Dios por sus prontas recuperaciones.
Las autoridades corruptas de Armenia, no satisfechas con los numerosos fracasos en la política interior y exterior de Armenia, llevando al borde del abismo nuestra condición de Estado independiente adquirida con sangre y cediendo territorio al enemigo con concesiones unilaterales, han recurrido a métodos brutales e ilegales de terrorismo y violencia contra su propio pueblo.
Lo más irónico es que quien da la orden de utilizar una fuerza tan violenta, es la persona que constantemente proclama a bombo y platillo de que la República de Armenia es un bastión de la democracia, utiliza una fuerza desproporcionada contra manifestantes pacíficos.
Todo esto nos recuerda las represiones de Stalin, que nada tienen que ver con la democracia. Los acontecimientos del 12 de junio demostraron una vez más que la vida de un armenio no tiene ningún valor para estas autoridades que para conservar sus puestos, están dispuestos a sacrificar a su propio pueblo e incluso a nuestra condición de Estado independiente.
Combinando todo esto con los acontecimientos de las últimas décadas manifiesta desde el podio de la Asamblea Nacional que desde el principio consideraba a Artsaj parte de Azerbaiyán.
Esto significa que al declarar que "Artsaj es Armenia y eso es todo", engañó directamente a todos los armenios, sacrificando a miles de armenios y entregando el territorio histórico de Artsaj al enemigo. Después de tal declaración confesional, ya no cabe ninguna duda: todos los armenios en Armenia y en la diáspora están obligados a unirse a la exigencia de la dimisión de este gobierno.
No podemos demorarnos más. Cada día de la administración de estas autoridades, significa para nosotros pérdida de territorio y de vidas humanas. Enviamos nuestro llamado y mensaje a nuestros compatriotas que viven en Armenia y en la diáspora para que despierten y no permanezcan indiferentes, destituyan a las autoridades antipatriá y negadoras de Dios y restablezcan nuestra dignidad nacional.
Al mismo tiempo, enviaremos cartas apropiadas a todos los embajadores de los países antes mencionados, así como a diversas organizaciones internacionales que se ocupan de los derechos humanos, para condenar actos similares y acciones violentas de las actuales autoridades de Armenia que violan los derechos humanos y la dignidad.
Paz a nuestra Patria, salud a todos los heridos.
Secretaría de Prensa de la Diócesis Armenia de Rumania