La restauración de nuestro hogar debe ser nuestro pensamiento diario. Bagrat Srpazan, líder de la diócesis de Tavush, expresó en su sermón.
"Por mucho que la vida nos obligue a pensar en cosas muy, muy pequeñas, para asegurar nuestras condiciones naturales diarias, sin embargo, no se puede mejorar lo individual, si se destruye lo general, es imposible.
El apóstol da el ejemplo: la mano no puede alegrarse si el pie y todo el cuerpo están en llamas o en dolor.
Y por lo tanto, el centro de todos nuestros pensamientos, en cada obra, debe estar presente la restauración de nuestro honor, alegría, vida común y las victorias, y la paz obtenidas con ello.
Una persona sin paz, es como una bestia que todo lo quiere devorar. Pero una persona con paz interior victoriosa, es hacedora y creadora del bien.
Y cada día, cuando dormimos o cuando nos despertamos, cuando vamos de viaje o cuando hacemos cosas, nuestro pensamiento debe ser siempre el sentimiento de venganza, buscando restaurar nuestro hogar".