El jueves 15 de diciembre se realizó la ceremonia de traspaso de la administración espiritual de la Arquidiócesis de la Argentina y Chile de la Iglesia Apostólica Armenia al “locum tenens”, Archimandrita Arén Shaheenian, designado por Su Santidad Karekín II, Patriarca Supremo y Katolikós de Todos los Armenios.
La ceremonia se llevó a cabo en la Catedral San Gregorio El Iluminador, con la presencia de SE el Arz. Kissag Mouradian, invitados especiales de las distintas iglesias y credos, entre ellos, el Arzobispo de la Iglesia Siriana Otodoxa de Antioquia en Argentina, Crisóstomo Juan Gassali, el Arzobispo Metropolitano de la Sacra Arquidiócesis de Buenos Aires y Sudamérica de la Iglesia Ortodoxa de Constantinopla, Monseñor Iosif Bosch, el Archimandrita Demetrios, Iglesia Católica Apostólica de Antioquía, Iglesia Ortodoxa Rusa del Patriarcado de Moscú, el Superintendente y Pastor designado de la Primera Iglesia Metodista, Presbítero Carlos Amarillo y el Eparca de San Gregorio de Narek en Buenos Aires y Exarca Apostólico para los armenios católicos de América Latina y México, Monseñor Pablo Hakimian.
Las autoridades de la Institución Administrativa de la Iglesia Apostólica Armenia, encabezada por su presidente Carlos Varty Manoukian, representantes de las distintas instituciones de la comunidad y gran cantidad de fieles se hicieron presentes para acompañar el solemne momento.
El Archimandrita Dr. Aren Shaheenian nació en 1970 en Bagdad, Irak como Shant Shaheenian, sus padres, ambos oriundos de Van, eran sobrevivientes del genocidio. Realizó sus estudios primarios y secundarios en su ciudad natal, Bagdad, y al finalizarlos comenzó su formación sacerdotal por 6 años. Paralelamente asistió a la Universidad Tecnologica de su ciudad natal, de la que se graduó como ingeniero electrónico en 1990.
De 1992 a 1994 continuó sus estudios teológicos en la Universidad Babilonia, recibiendo su diploma en filosofia y psicología, y en 1998 se graduó como bachiller en teología.
En el año 2000, fue ordenado como sacerdote célibe en su ciudad natal, por el Arzobispo Avak Azadourian.
Al finalizar esta parte de su formación, llegó a Roma, Italia, y completó entre 2001 y 2004 el magisterio en teología y el doctorado, en el Instituto Pontifical Oriental de Roma, del que egresó con el título de doctor en teología.
De 2004 a 2012 ejerció como legado pontifical de la Santa Sede de Etchmiadzin y pastor espiritual en la Iglesia Apostólica Armenia de Italia. cumpliendo tareas en Roma, Milán, Turín, Venecia y Bari.
En 2013, se trasladó a Armenia, precisamente a la ciudad de Moughni, cumpliendo con sus tareas en el Monasterio Surp Kevork. Allí encabezó las tareas de renovación del complejo y organizó los grupos juveniles y de mujeres, así como también la escuela dominical.
El 1 de Enero de 2014 llegó a Londres, Gran Bretaña, como representante de la Santa Sede de Etchmiadzin, presidiendo el consejo parroquial, ofreciendo formación en los programas juveniles incluyendo el estudio de La Biblia y coordinando múltiples tareas, entre ellas, las colectas.
Luego de ello, su tarea pastoral lo llevó a Holanda, en donde ejerció la representación de la Santa Sede de Etchmiadzin hasta su llegada a Buenos Aires, Argentina.
Desde el 1 de diciembre de 2022 se desempeña como Locum Tenens de la Iglesia Apostólica Armenia de la Argentina y Chile.
A continuación les ofrecemos la homilía de ayer del Arch. Dr. Aren Shaheenian
Queridos fieles, hermanos y hermanas
Hoy es un día especial, y vengo a Agradecer.
Agradezco en primer lugar al l Señor que me ha dado la oportunidad de servir al prójimo y a la comunidad.
Estoy muy agradecido por renovar mi vocación, y por haber recibido esta tan alta responsabilidad.
Le agradezco a nuestro Vehapar, Su Santidad Karekín II, Patriarca Supremo y Katolikós de Todos los Armenios, por designarme, "locum tenens", de la Iglesia Apostólica Armenia de Argentina y Chile. Ciertamente,no me alcanzará la vida para agredecer la confianza depositada en mí.
También, y muy especialmente, vengo hoy a agradecer a Su Excelencia Monseñor Kissag Mouradian, por haberme recibido en la Arquidiócesis de Argentina, su Iglesia, cuando llegué a la Argentina hace más de tres años atrás, y por haberme presentado a la comunidad, alentándome y enseñándome la forma de vida y costumbres del pueblo armenio de esta región.
Quiero agradecer también a la Comisión Directiva de la Iglesia, a su Presidente y sus representantes, quienes siempre trabajan arduamente para llevar adelante las cuestiones institucionales, y también me han demostrado su confianza al recomendarme para este nombramiento.
Del mismo modo, agradezco a toda la comunidad y a todas las instituciones armenias, que me han felicitado por esta designación y se han puesto a disposición para seguir trabajando por el crecimiento de Nuestra Santa Iglesia.
Les pido a todos ustedes, mis queridos fieles, que recen por mí, para que el Señor me de la salud, la inteligencia, y el compromiso para llevar adelante todas mis obligaciones.
Finalmente, y como pilar de mi vida, agradezco a mi familia, en particular a mi madre, quienes a la distancia, pero muy cerca de mi corazón, me alientan desde mi juventud, desde mi ordenación, siempre a cumplir con el sacrificio elegido, y a cumplir con mi vocación con firmeza, honestidad y humildad.
No por nada hoy, el evangelio que vengo a evocar, se trata de "La Parabola del Buen Pastor."
El Buen pastor, es aquél que lidera su rebaño, aquel que estando al frente del rebaño, lo guía, lo inspira, lo defiende, y es capaz de dar la vida por él.
El Buen pastor, nuestro Señor Jesucristo, dió la vida por su rebaño. El es nuestro guía natural, que trabaja para su pueblo, su rebaño, que los encamina a la vida espiritual, poniéndose él al frente, cerca de cada uno, logrando familiaridad desde el entendimiento, y el consentimiento de los actos de obediencia.
El Buen pastor, no está por encima de su pueblo, al contrario, está para servir al pueblo, y ese, mis queridos, es el mensaje que yo quiero dejarles.
Como siempre y a partir de este día, estoy para servirlos más activamente, ya que mi trabajo se concentrará en:
primero, llegar a conocernos más, confiar los unos en los otros, en el marco del amor de hermanos cristianos, en el reconocimiento mutuo, en la escucha constante de la palabra de Cristo, distinguiéndola de la palabra falsa o en vano con la que muchas veces se eleva su nombre, y en segundo lugar, mi tarea será la de acercar a todas las ovejas al rebaño, quiero decir, que debo hacer que aquellos que se han alejado de la Iglesia, por el motivo que fuera, vuelvan, generarles confianza, empatía y comprensión, y hacer todo lo posible por recuperarlos, como el pastor con las ovejas que se alejan del rebaño, esa es mi función.
Esta figura del buen pastor hace una revolución en nuestras vidas.
No estamos llamados a servir de vez en cuando, sino a vivir sirviendo. Mientras me quede vida seré su pastor, mi única recompensa es, ese servicio incondicional a la Iglesia y a la difusión de la palabra de Dios.
Este "amar al prójimo" significa servir por él, no anteponer los propios intereses, y preguntarse a diario: "¿Qué haré hoy por el otro, qué haré hoy por el pueblo?", que no es ni más ni menos que darse uno mismo.
Entonces mis queridos fieles, acá estoy, vengo a cultivar la confianza y el respeto entre nosotros, estoy para oir sus necesidades y espero que podamos tener una fluida relación espiritual, que tengamos una comprometida búsqueda de la verdad y el amor del Señor, y que como el Buen Pastor, pueda recuperar a todas las almas que dudan o desconfían, para que vuelvan a nuestra Santa Iglesia.
Con la bendición de Nuestro Señor Jesucristo los abrazo con amor y humildad, agradezco la presencia de las autoridades eclesiásticas y laicas que nos acompañan en esta ceremonia, en el Nombre del Señor. Amén.