Diferentes líderes religiosos encabezaron el miércoles 14 de octubre en la catedral de San Gregorio el Iluminador, una oración ecuménica por la paz en Armenia
Del acto, que tuvo lugar en la catedral San Gregorio el Iluminador, participaron, entre otros líderes religiosos, el arzobispo Kissag Mouradian, primado de la Iglesia Apostólica Armenia, monseñor Pablo Hakimian, obispo de la Eparquía Armenia San Gregorio de Narek y miembros de la Comisión Ecuménica de las Iglesias Cristianas en la Argentina (Ceica). Asistieron también la embajadora de Armenia en la Argentina, Ester Mkrtumian, y dirigentes de la comunidad armenia.
Realizada en el atrio de la Catedral y con presencia de público en la calle, el acto comenzó con las palabras de monseñor Kissag Mouradian y el rezo del Padrenuestro, tras lo cual se leyeron pasajes evangélicos.
Luego de leer la oración, el cardenal Poli dirigió unas palabras a los presentes: “En este momento, unidos en oración, elevamos a nuestro Padre Dios el don de la paz. Cómo nos cuesta bajar a las manos y hacer pasar por el corazón la paz de Dios. No conocemos la paz si no nos viene de Él. Y no le damos la dimensión de tolerancia, de apertura, de diálogo”.
Citando a San Pedro Crisólogo, recordó: “La paz es madre del amor”. Eso, señaló, “es lo que venimos a pedir en esta tarde, la paz para el pueblo armenio. Pero para todos aquellos también, que no tienen paz en su corazón, y creen en las armas, en el poder, en la prepotencia”.
“La paz que viene de Dios es capaz de tocar el corazón humano sin herirlo, contagiarnos su paz. El Señor nos conceda en esta tarde, por la oración de estos pecadores, como dice esta oración que he leído recién, que tenga misericordia de nosotros”.
“Que el Señor tenga misericordia de nuestras pobres intolerancias, y que nos conceda su paz”, fue su deseo, en nombre del papa, para toda la comunidad armenia.
Finalmente, monseñor Mouradian leyó una carta recibida del papa Francisco, quien expresa su dolor y que está poniendo todo de sí para lograr la paz. “El conflicto de Artsaj me preocupa y me duele”, comienza la misiva escrita por el Santo Padre.
“El mismo domingo en que se declaró estaba junto a nuestro hermano Karekìn II, que se hospedaba en esta casa. Hablamos del asunto, rezamos juntos; luego él partió a Ereván y yo, desde el balcón del Angelus hice un llamado a la paz en la zona del Cáucaso. Después, a través del Secretario de Estado y sus colaboradores, se comenzó a trabajar vía diplomática”, relató.
“Querido hermano, conozco el dolor del pueblo armenio y estoy a vuestro lado; rezo por ustedes y pongo todo de mi parte para ayudar y evitar un desastre”, manifestó.
En el Arzobispado, monseñor Pablo Hekimian, monseñor Poli, monseñor Mouradian y la embajadora de Armenia en la Argentina, Ester Mkrtumian.