El 1 de noviembre, el expresidente estadounidense y candidato presidencial Donald Trump, realizó una llamada telefónica al Katolikós Aram I, de la Gran Casa de Cilicia. se lee en el mensaje del Katolikosado.
"El presidente Trump elogió el liderazgo de Su Santidad Aram I, quien recientemente completó una gira por los Estados Unidos, y reafirmó su apoyo a los armenios de Artsaj y su compromiso con la paz en la región.
También elogió a la comunidad armenia estadounidense por ser fuerte, inteligente y dinámica.
En respuesta, Su Santidad Aram I, expresó su gratitud al Sr. Trump por su declaración pública de apoyo al pueblo armenio y enfatizó la importancia vital del liderazgo global de Estados Unidos, en este momento crítico.
Su Eminencia expresó gran esperanza de que con la llegada de la nueva administración, Estados Unidos aborde seriamente la cuestión de Artsaj, especialmente en lo que respecta a las garantías internacionales del derecho de retorno, la seguridad y el estatus de los armenios de Artsaj, así como la responsabilidad de la limpieza étnica. Además, Su Santidad expresó la esperanza de una representación activa de Armenia bajo la nueva administración y la necesidad de un diálogo abierto con las Diócesis Armenia Oriental y Occidental de la Iglesia Apostólica Armenia de América y el Comité de la Causa Armenia (Hay Tad) de América", dice la declaración de la Gran Casa de Cilicia.
Nagorno-Karabaj, un antiguo óblast autónomo dentro del Azerbaiyán soviético, Tras el colapso de la URSS a principios de los años 1990, disfrutó de independencia de facto durante casi tres décadas luego de un referndum que proclamó su autonomía de Baku casi por el total de la población.
Azerbaiyán recuperó el control de gran parte de la región autónoma en una guerra en el año 2020, en la que murieron casi 7.000 soldados armenios y azerbaiyanos. Miles de personas de etnia armenia huyeron entonces de sus hogares, ya sea trasladándose a Armenia.
Más de 100.000 armenios de Karabaj, prácticamente toda la población restante de la región, huyeron a Armenia en el espacio de una semana tras el ataque de Azerbaiyán en septiembre de 2023, condenado por Estados Unidos y la Unión Europea. A pesar de esa condena, la administración del presidente Joe Biden, no impuso sanciones a Bakú ni a funcionarios azerbaiyanos.
Al visitar Armenia en julio pasado, la jefa de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), Samantha Power, dijo que Washington todavía está investigando el éxodo de Karabaj para determinar si fue resultado de una limpieza étnica.
Azerbaiyán niega haber obligado a los armenios de Karabaj a huir de sus hogares y dice que pueden vivir allí bajo el dominio azerbaiyano. Los líderes y residentes comunes de Karabaj rechazaron esa opción incluso antes de la ofensiva azerbaiyana. Algunos de esos líderes han dicho que sólo "garantías internacionales" podrían convencer a los refugiados de regresar a sus hogares.
El gobierno de Armenia, que ha acusado a Bakú de llevar a cabo una limpieza étnica en Karabaj, no parece estar buscando tales garantías. El Primer Ministro Nikol Pashinian ha indicado repetidamente que la cuestión de Karabaj está cerrada para su administración.