Menos de la mitad de las mujeres armenias en edad de trabajar participan en la fuerza laboral, principalmente debido a las responsabilidades del cuidado de los hijos y de familiares discapacitados. Las que lo hacen ganan, en promedio, entre un 25 y un 30 por ciento menos que sus homólogos masculinos, que realizan el mismo trabajo, según un nuevo informe publicado el 16 de octubre por el Banco Mundial.
El estudio, titulado “Evaluación de género en Armenia”, también encontró que el bajo nivel de participación de las mujeres en el mercado laboral ocurre a pesar del hecho de que el 68 por ciento de las mujeres están cursando educación superior, en comparación con el 52 por ciento de los hombres, y propone recomendaciones de políticas viables para impulsar un cambio sistémico.
“Armenia está desaprovechando importantes dividendos de crecimiento al no alentar a más mujeres a sumarse a la fuerza laboral”, dijo Carolin Geginat, Gerente del Banco Mundial para Armenia. “Lograr la paridad de género en la participación en la fuerza laboral por sí solo podría aumentar el nivel del PBI de Armenia entre un 4 y un 6 por ciento. Garantizar la igualdad salarial debería ser una parte esencial de una estrategia que aliente a las mujeres a ingresar a la fuerza laboral. Hoy en día, las mujeres reciben solo alrededor del 70 por ciento del salario por hora que se paga a un hombre en la misma ocupación”.
El informe también destaca que la matriculación de los hombres en la educación superior sigue estancada en torno al 44 por ciento (en comparación con el 65 por ciento de las mujeres). Los hombres también se ven afectados por una mayor mortalidad. A pesar de los posibles beneficios económicos derivados de la participación de las mujeres en los puestos de toma de decisiones, las mujeres siguen estando subrepresentadas, incluso en puestos como ministros, viceministros y jefes comunitarios. Si bien las mujeres representan actualmente el 35,5 por ciento de la Asamblea Nacional, todavía solo el 17 por ciento de los ministros y el 18 por ciento de los viceministros son mujeres.
Si se tienen en cuenta los mayores logros educativos de las mujeres, es probable que las tendencias del mercado laboral para ellas estén influidas por creencias sociales en torno a los roles de género, más que por sus habilidades reales. Si bien la proporción de mujeres en los campos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM en inglés) ha aumentado con el tiempo, las mujeres todavía se concentran en sectores tradicionalmente peor remunerados, como la educación y el trabajo social, mientras que los hombres dominan campos como la ingeniería y la tecnología.
El informe también destaca que la violencia de género sigue siendo un problema grave y poco denunciado en Armenia. Por ejemplo, el 18% de las mujeres de entre 15 y 59 años que tienen pareja han sufrido violencia doméstica en algún momento de su vida.
“La evaluación de género de Armenia ofrece la evidencia más reciente sobre la brecha de género”, dijo Natsuko Kiso Nozaki, economista del Banco Mundial y autora principal del informe. “También propone recomendaciones de políticas que pueden ayudar a cerrar las brechas de género que aún persisten en Armenia, como abordar las normas sociales, superar las brechas en el marco legal y la implementación de políticas”.
Para aumentar el número de mujeres en la fuerza laboral sería necesario promover una distribución más equitativa de las responsabilidades de cuidado y alentar a los hombres a asumir esas funciones. Entre las intervenciones eficaces figuran las siguientes: sensibilizar a los hombres y las mujeres acerca de los beneficios del empleo femenino; ofrecer licencias parentales adecuadas; ofrecer incentivos para que los padres se ocupen del cuidado de los niños; mejorar el acceso a los servicios de cuidado de los niños y su utilización, y ofrecer formación profesional, especialmente en sectores en los que las mujeres han estado tradicionalmente subrepresentadas.