Con casi el 91% de las urnas escrutadas, ambos contrincantes se proclamaron vencedores e impugnaron las cifras, advirtiendo contra cualquier conclusión prematura en un país profundamente polarizado.
Los sondeos de opinión previos a las elecciones apuntaban a una puja muy reñida, pero daban una ligera ventaja a Kilicdaroglu, que encabezaba una alianza de seis partidos. El viernes, dos sondeos le situaban incluso por encima del umbral del 50%.
La votación presidencial decidirá no sólo quién dirige Turquía, un país de 85 millones de habitantes miembro de la OTAN, sino también si vuelve a una senda más laica y democrática, cómo gestionará su grave crisis del costo de la vida y las relaciones clave con Rusia, Oriente Medio y Occidente.
Según la agencia de noticias estatal Anadolu, con casi el 91% de las urnas escrutadas, Erdogan iba en cabeza con el 49,86% y Kilicdaroglu con el 44,38%.