Su escultor es el Dr. Meguerdich Tarakdjian
Montreal, una de las dos comunidades armenias más importantes de Canadá, descubrió una estatua del Padre Gomidás, como homenaje a las víctimas del genocidio de armenios perpetrado por el imperio turco-otomano en el marco de la Primera Guerra Mundial.
Gomidás, considerado el "Padre de la Música Folklórica Armenia", fue perseguido en 1915, detenido y secuestrado como muchos de los intelectuales; logró sobrevivir milagrosamente pero vivió el resto de sus días envuelto en el trauma emocional irreversible.
Gracias a su trabajo, miles de canciones folklóricas armenias sobrevivieron al genocidio.
Nacido el 26 de septiembre de 1869, Soghomón Soghomonian -quien luego adoptó el nombre de Gomidás al ser consagrado sacerdote- fue musicólogo, compositor, arreglador, cantante y director de coro. Es considerado el fundador de las escuelas de música nacionales y reconocido como uno de los pioneros en el estudio y difusión de la etnomusicología.
La noche del 24 de abril de 1915, considerada como el comienzo oficial del genocidio, Gomidás fue arrestado y subido a un tren junto a otros 180 notables, para ser enviados a Cankiri, al norte de Anatolia Central, a unos 500 kilómetros de distancia.
Un buen amigo, el poeta nacionalista turco Mehmet Emin Yurdakul, el escritor Halide Edip y el embajador de los Estados Unidos, Henry Morgenthau intervinieron ante el gobierno y por orden especial de Talaat Pashá, Gomidás fue enviado de regreso a la Capital. Pero las trágicas experiencias vividas dejaron una profunda e irreparable huella en su alma. Gomidás se mantuvo recluido del mundo exterior, absorbido en sus pensamientos de profunda tristeza y emocionalmente destruido.
En el otoño de 1916, Gomidás fue llevado al Hopital de la Paix de Constantinopla, desde donde fue trasladado a París en 1919. Allí le llegó el final de sus días en una clínica psiquiátrica en Villejuif, en 1935.
Al año siguiente, sus restos fueron trasladados a Armenia, donde se conservan en el panteón elevado en su memoria.
Con el descubrimiento de este monumento en Montreal, la comunidad armenia honra no solo su figura y el recuerdo de quienes sobrevivieron al horror del genocidio, sino que además, alerta al mundo sobre el crimen de genocidio y sus consecuencias, que Turquía todavía se niega a reconocer.