A partir del 1 de julio, el gobierno ha establecido un impuesto sobre la renta del 20 por ciento en lugar de 5.000 drams para los empleados de microempresas.
Según cálculos profesionales, las pequeñas empresas pagarán alrededor de 5 veces más dinero por el impuesto sobre la renta de cada empleado: 20-25 mil drams. Además de esta regulación, el 1 de julio entró en vigor otra norma que afecta a las pequeñas empresas, es decir, las empresas con una facturación anual de hasta 24 millones de drams deben imprimir en el recibo de caja el nombre y el código de clasificación de cada producto vendido.
Según Samson Grigorian, especialista en el campo de las PYMES, miembro del consejo político del partido "Aprelu Yerkir", imprimir el nombre y el código de clasificación del producto vendido a través de la caja registradora es un proceso bastante complicado, y si el vendedor de una tienda pequeña se guía por el nuevo requisito presentado por el estado e intenta imprimir el nombre de cada producto a través de la caja registradora y el código, habrá largas colas en la tienda.
"Las colas, a su vez, conducirán a la pérdida de clientes, por lo que quienes tengan una pequeña tienda tendrán que hacer gastos adicionales (alrededor de 1 millón de drams), comprar una computadora adecuada, contratar a varios contadores en lugar de uno y luego comenzar a trabajar. de nuevo. En otras palabras, trabajar según el principio de los grandes supermercados. Pero imagínate, el dueño de un pequeño comercio, que apenas tiene un lugar para poner una silla en su superficie, debería poder encontrar también un lugar para una computadora”, dice nuestro interlocutor.
Según Griogrian, con tales pasos, el estado golpea a las pequeñas empresas y amplía el campo para los grandes jugadores. “Mira, en los patios pequeños donde hay grandes supermercados, las tiendas pequeñas han sufrido o han cerrado. En los países en desarrollo, el gobierno trabaja con un modelo económico tal que las grandes empresas no interfieren con el trabajo de las pequeñas y medianas empresas. Es todo lo contrario en nuestro país. Si recuerdan, en 2018, una de las grandes cadenas de supermercados fijó un precio alto para la carne, lo que provocó mucho descontento público. Incluso el primer ministro Pashinian instó a los ciudadanos a boicotear la cadena de supermercados y no comprar carne allí. Ahora, de hecho, su gabinete perjudica el trabajo del sector pyme y obstaculiza su desarrollo”, subraya el miembro del partido de "Aprelú Yergir" (País vivible).