El 11 de agosto pasado, se celebró el inicio del Año Nuevo Armenio, antiquísimo calendario, tanto que hoy celebramos el año 4515, según la tradición armenia.
Para muchos la noticia de la celebración del Año Nuevo Armenio según el antiguo calendario armenio puede ser una sorpresa.
En primer lugar la definición de año es: “Período de doce meses, a contar desde un día cualquiera”. Una segunda acepción que complementa la anterior es: “Tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta alrededor del Sol. Equivale a 365 días, 5 horas, 48 minutos y 46 segundos”. Obviamente de esto se deriva que el año es una unidad de medición del tiempo, por lo que si nos encontramos ante expresiones como “año chino”, “año árabe”, “año incaico”, “año maya” o “año armenio”, lo que se quiere decir es “Unidad de tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta alrededor del Sol, según la medición de los chinos, árabes, incas, mayas o armenios.
Si hablamos de calendario armenio nos referimos a como los armenios organizaron esta enorme cantidad de tiempo. La particularidad del calendario armenio es que consta de 12 meses, todos de igual duración, es decir todos de 30 días y un mes complementario de 5 días.
Estas definiciones nos muestran que una unidad de tiempo, el año y su organización en un sistema, en un calendario, no tienen más contenido que cualquier sistema de medición.
Claro está que cada pueblo en cada momento de su historia, marcará en su calendario las festividades civiles y religiosas que desea festejar, por lo que el sistema de medida “año” tendrá connotación religiosa, militar, social o civil, cambiante como lo es la historia de cada rincón del planeta.
Dicho esto, vayamos al calendario armenio. Tras seiscientos años de interrupción, no hace muchos años, Armenia comenzó a festejar oficialmente la llegada del Año Nuevo Armenio Navasárt.
El Parlamento de Armenia aprobó el 5 de febrero del 2009 el proyecto del diputado Artsvik Minasián, que propone que el 11 de agosto de cada año sea festejado como “Día de la Identidad Nacional Armenia” y los cinco días precedentes, sean dedicados a encuentros panarmenios para festejar el Navasárt (el Antiguo Año Nuevo de la tradición armenia).
En los fundamentos presentados se dice que, según los antiguos cronistas e historiadores, fue el 11 de agosto de 2492 a.C., cuando el legendario patriarca Haik triunfó en su lucha por la libertad de la nación.
Ese día es considerado como el inicio de la cronología armenia, que durante siglos fue mantenida por la Iglesia Apostólica Armenia.
Varios legisladores se manifestaron a favor de la propuesta, incluyendo a Galúst Sahakián, presidente del bloque republicano. En respuesta a la objeción que provino del bloque Yarankutiún, en el sentido de que la identidad nacional y el futuro no deberían ligarse con el paganismo, por la celebración del Navasárt, el presidente del bloque de la Federación Revolucionaria Armenia, Vahán Hovhannisián, dijo que es un gran error intentar enfrentar los valores armenios de antes o de después de Cristo.
Todos los libros de historia armenia comienzan indefectiblemente con las distintas teorías del origen del pueblo armenio entre las cuales tiene un sitial relevante la leyenda épico-mitológica de Haik, quien es considerado el antepasado epónimo de todos los armenios.
Este, tras el Diluvio Universal y la división de las lenguas durante la construcción de la Torre de Babel, reunió a los suyos y deseando vivir libre, se marchó al norte, hacia Armenia, tomando posesión del país que había heredado de su abuelo Torkóm, nieto de Noé. Como era de esperar, este accionar lo llevó a un conflicto armado con Babilonia.
Haik no se dejó amedrentar por la superioridad numérica del tirano Bel y sus huestes babilónicas, y le presentó batalla en un lugar previamente escogido. Utilizando estratégicamente el tortuoso medio geográfico de las montañas de Armenia más sus dotes militares, Haik venció a Bel, instaurando la primera independencia de Armenia.
Según la tradición, el calendario armenio comienza el día en que Haik venció a Bel, exactamente en el año 2492 antes de Cristo. Según las antiguas fuentes, el mitológico Haik, además de organizar el país, fue quien, como el dios griego Cronos, delimitó el tiempo, estableció los meses del año y finalmente dispuso las horas del día.
El festejo del Año Nuevo en la antigüedad precristiana era el máximo acontecimiento de los armenios y se prolongaba por espacio de siete días. Cientos de miles de peregrinos se dirigían a los centros religiosos del país, donde el rey en persona presidía los festejos, acompañado por los nobles, los dignatarios religiosos, los jefes militares, la aristocracia y todo el pueblo.
Todo comenzaba cuando el rey proclamaba la llegada del nuevo año haciendo sonar el pogh (una especie de cuerno ritual) a la vez que se oía el estruendoso batir de los tambores. Tras el anuncio, se celebraban los Juegos de Navasárt que incluían prácticas militares, competencias deportivas y sacrificios de animales, así como predicciones, cantos, danzas y representaciones teatrales.
Uno de los significados más importantes que tenía la celebración del Año Nuevo entre los armenios era mantener la armonía.
Para tener un año sereno, el último día del año debían eliminarse las viejas cuentas pendientes, poner fin a rencillas y disputas personales, en las que muchas veces intercedían amigos, parientes y fundamentalmente los padrinos.
El año nuevo debía iniciarse en total armonía para garantizar la paz de todo el año. Esta concepción de la paz y la armonía se vislumbra hasta en la forma de preparación del plato típico de Año Nuevo, el gorgód de Navasárt, que no se revolvía en ningún momento “para que el Año Nuevo no fuera revuelto”.
Una práctica que le daba a estas celebraciones un colorido muy especial era la costumbre de colgar en el exterior de las casas cintas y adornos de color rojo, pues el rojo es el color de Navasárt
Era muy común que se enviara un "lúis" de regalo a amigos y allegados. Se trataba de una bandeja con un arreglo especial de velas doradas a su alrededor, conteniendo manjares y presentes y que era colocado en el centro de la mesa de Navasárt.
Esta nota armada sobre la investigación de Sergio Kniasián profesor y docente de Historia y Cultura Armenia en el Instituto San Gregorio el Iluminador, especialista en tradiciones, costumbres y leyendas armenias, nos enriquece con el siguiente cuadro:
Para los que seguimos manteniendo nuestra cultura y tradiciones, Feliz Año 4515!!!