Son padre e hijo. Los une el amor paterno-filial, por la familia y por la Patria.
Hoy, comparten un objetivo: luchar juntos en el frente en defensa de la Patria, Artsaj.
Pero más que Artsaj, ellos defienden la continuidad del ser armenio, de la identidad, de nuestra vida nacional.
Están convencidos de ello y así lo hacen saber al periodista de "Civilnet" que se acercó a la línea de frente y logró hablar con los soldados, en una brevísima tregua.
Ante el llamado de tomar las armas, el hijo no dudó ni un momento. Pero no contaba con que su padre haría lo mismo.
Intentó hacerlo disuadir de la decisión pero fue en vano. El padre, que había estado luchando en la guerra de 1994, sintió que su deber patriótico volvía a llamarlo y si estaba dispuesto a sacrificar a su hijo, también debía estar dispuesto él al mismo sacrificio.
"No nos importa morir, si es por la Patria. Esta no es nuestra lucha, es la lucha de todos los armenios: los de Artsaj, los de Armenia, los de la diáspora. Es una lucha por nuestra supervivencia como Nación y la ganaremos" -sostienen absolutamente convencidos.
Nacimientos
Entre tanto, en medio de la incertidumbre, de tanto horror y desolación, el hospital de Gorís se llena de esperanza. Es que desde que se inició la guerra nacieron allí veinte niños, la mayoría varones.
Se trata de hijos de soldados que están en el frente, cuyas familias debieron desplazarse por la guerra. Las mujeres embarazadas y sus hijos han sido recibidas con la natural hospitalidad y la absoluta cordialidad de familias de Gorís, que les han brindado el marco de amor y contención necesarios para afrontar un momento de alegría en medio del caos.
Las mamás no pueden contener su emoción, muchas veces el llanto, pero exhiben a sus niños con esperanza y orgullosas de los nombres que eligen: Artsaj y Monte, los favoritos. Todo un símbolo de patriotismo y coraje.
Son cabeza de familias numerosas y aunque no saben cuándo esos niños conocerán a sus padres y abuelos, también tienen el orgullo de saber que dan un hijo a la Patria.
Al regreso de la maternidad, los hogares sustitutos son una fiesta como la que se daría en una familia de sangre, porque ese niño que nace es una esperanza de una nueva vida en paz y libertad.