La guerra de agresión contra la República de Artsaj, puesta en marcha en septiembre de 2020 por Azerbaiyán, con el decisivo apoyo militar de Turquía y las milicias yihadistas sirias, no sólo dejo sangre y destrucción despuésde 44 días días de combate violento y bombardeos a la pobalción civil, sino también se desquitaron con el vino armenio.
Tampoco se detuvieron con la destrucción del patrimonio arquitéctonico cristiano armenio y cultural de la República de Artsaj en los territorios cedidos a los ocupantes azerbaiyanos-turcos en virtud del acuerdo de alto el fuego, ante el ensordecedor silencio casi total de las instituciones occidentales y los medios de comunicación.
Los turcos se desquitaron con todo, hasta con el vino armenio.
En el sur de Artsaj, en la región de Hadrut, en la frontera con Armenia, hay un antiguo monasterio con vistas a las montañas y desfiladeros de piedra, salpicado de islas de flores de montaña y hierbas autóctonas.
Situado sobre las nubes y los nidos de águilas, este monasterio encarna el deseo del hombre por la perfección y la nobleza. Se llama Katarovank. El camino para llegar es largo y arduo y no es casualidad que la familia Avetissian haya bautizado su vino en honor a este increíble lugar rodeado de una naturaleza magnífica y capeado por vientos cálidos.
La historia del vino Kataro abarca generaciones, revoluciones, bloqueos y guerras. Pero, a pesar de todos los giros y vueltas del destino, la familia Avetissian había logrado preservar y revivir los viñedos, así como la antigua tradición de elaboración del vino.
Clima favorable, sol suave, suelo único rico en arcilla y cuidados constantes dan vida al vino, que ha absorbido en sí mismo la belleza y nobleza de la naturaleza circundante. Hasta que llegaron los bárbaros ...
El sitio del Consejo de la Comunidad Armenia de Roma ,nacido en 1999 con el objetivo de mantener, difundir y fortalecer el espíritu y la identidad armenios, ha difundido la noticia de que la prestigiosa bodega Kataro ha sido destruida irreparablemente.
El comunicado de prensa forma parte de las iniciativas de sensibilización que ha puesto en marcha el Consejo para la comunidad armenia de Roma y se ha enviado a los operadores especializados del sector.
Este es un llamado a la “comunidad del vino” en Italia, para condenar este crimen sin demora y solidarizarse con los dueños de la bodega que, de la nada, con amor y dedicación, han creado la excelencia enológica.
La bodega Kataro se encuentra en el pueblo de Togh en la República de Artsaj , según el censo nacional los habitantes en 2005 eran unos setecientos.
Ahora, este pueblo de la provincia de Hadrut está ocupado por las fuerzas militares de Azerbaiyán.
Tristemente, los soldados azerbaiyanos destruyeron los barriles que guardaban el preciado vino, los volcaron, rompieron botellas con el único propósito de destrozar un producto armenio de excelencia, fruto de inversiones y sacrificios de generaciones de enólogos.
Estos bárbaros, no ttuvieron respeto, no sólo por el patrimonio cultural armenio, los monumentos, las iglesias y los cementerios, sino ni siquiera por la cultura del vino.
Artsaj o Nagorno Karabaj, en el sur del Cáucaso, es uno de los pocos lugares del mundo donde crece la uva Khndoghni. originaria de esta región que alguna vez se utilizó para el vino casero.
Aghadjan Avetissian, bisabuelo del actual propietario de la bodega Kataro, ha estado elaborando vino con uvas Khondoghni toda su vida, pero con el colapso de la URSS, y todo lo que sucedió, la viticultura se dejó de lado.
Fue sólo en 1996 que Grigory Avetissian, el actual propietario, decidió revivir los viñedos de Khndoghni y, después de mucha experimentación, finalmente comenzó en 2010, los primeros vinos con la marca Kataro.
Avetissian cultivaba 11 hectáreas de viñedos Khndoghni y 2 hectáreas de uvas Syrah. Estos se encuentraban a 6/700 metros sobre el nivel del mar. Los inviernos suaves y los veranos soleados contribuían a la maduración armoniosa de las uvas.
La recolección y selección a mano les permitía seguir las antiguas tradiciones enológicas, combinándolas hábilmente con las más modernas tecnologías enológicas.