Las pérdidas en los ingresos fiscales afectarán al gobierno de Artsaj, Nagorno-Karabaj, incluso más que a Ereván.

Treinta días después de la brutal guerra entre Armenia y Azerbaiyán, una pequeña empresa que cotiza en Londres reivindicó lo que había quedado debajo de los campos de exterminio.

Anglo-Asian Mining había estado esperando esto durante décadas.

Desde 1997, la compañía tiene los derechos, otorgados por Azerbaiyán, sobre tres yacimientos de oro fuera de su alcance en territorios controlados por armenios.

En un comunicado de prensa del 27 de octubre, anunció que estaban ansiosos por comenzar a  aprovechar su área de contrato de Vejnali de 300 kilómetros cuadrados, en los territorios  que acababan de ser retomados por las tropas azerbaiyanas: "Una vez que esté segura, la compañía planea comenzar a trabajar de inmediato" manifestaron.

Firmado el acuerdo de cese de fuego, unas dos semanas después, las tropas armenias devolvieron más áreas, incluida la región de Kelbajar, lugar de una de las minas de oro más productivas del Cáucaso.

Nagorno-Karabaj y las áreas a su alrededor son ricas en depósitos de oro, cobre y otros metales preciosos.

Durante décadas, los ingresos de la minería ayudaron a apuntalar la economía de la República de Artsaj (Nagorno-Karabaj). En 2019, por ejemplo, el 13 por ciento del PBI de Artsaj provino de la industria extractiva, según el servicio de estadísticas del territorio, lo que la convierte en la principal fuente de ingresos fiscales.

Durante la guerra, Artsaj perdió el control no sólo de las rentables minas sino, según el ministro de economía, de "la mayoría de las centrales hidroeléctricas".

“Teniendo en cuenta los obstáculos causados ​​por la pérdida de tierras como resultado de las hostilidades, el gobierno de Artsaj no podrá contar con los ingresos necesarios para financiar su presupuesto no sólo de este año, sino también el de los próximos.

Según mis cálculos, la recaudación de impuestos en Artsaj se reducirá en 40.000 millones de drams (80 millones de dólares), o sea un 65%”, dijo el economista Suren Parsian, de Ereván, relacionado con la oposición  gobernante de Armenia.

La guerra de 44 días que terminó el 9 de noviembre cambió radicalmente el mapa del sur del Cáucaso y, con él, las bases económicas de Nagorno-Karabaj y Armenia.

Ahora, después de presionar durante años para atraer la atención internacional sobre lo que describe como el saqueo de sus territorios, el momento de Bakú es auspicioso: en todo el mundo, los inversores se están cubriendo en metales preciosos como defensa contra la inflación, que se espera que aumente a nivel mundial con el coronavirus.

El precio del oro ha subido un 19% en los últimos 12 meses. Los futuros del cobre este mes, alcanzaron los precios más altos comparados en varios años.

Los riesgos económicos no los precisan ni  Armenia ni Azerbaiyán ya que no brindan la información en forma transparente.

 Las empresas mineras de Armenia están obligadas a revelar poca información, los repetidos esfuerzos para introducir requisitos de transparencia han fracasado.

Sólo se puede deducir la escala de las contribuciones de las mineras a las arcas de Ereván y Stepanakert en base a las publicaciones de las cifras sobre los grandes pagos de impuestos. 

La industria del oro de Azerbaiyán, por su parte, se ha visto empañada por informes de investigación que muestran cómo, en otras empresas mineras, las hijas del presidente Ilham Aliyev, Arzu y Leyla Aliyeva, extrajeron millones de dólares en ganancias, las escondieron en alta mar y luego abandonaron las comunidades mineras rurales, según denuncias en medios internacionales. 

Vale su peso ­

Durante la primera guerra entre Armenia y Azerbaiyán por Nagorno-Karabaj cuando la Unión Soviética colapsó a principios de la década de 1990, las tropas armenias tomaron el control del territorio y siete distritos adyacentes, todos reconocidos internacionalmente como pertenecientes a Azerbaiyán. La guerra terminó, después de decenas de miles de muertes, en un alto el fuego de 1994 que se mantuvo en gran parte hasta finales de 2020. Nagorno-Karabaj se había declarado independiente, República de Artsaj,  y se había convertido en un satélite no reconocido de la empobrecida Armenia.

Sólo tres años después del alto el fuego, una empresa registrada en Delaware, RV Investment Group Services, firmó  un acuerdo con Bakú por los derechos exclusivos sobre seis minas, tres de ellas en territorios bajo el control de ¨facto¨ de Armenia.

El hombre que firmó ese acuerdo es Reza Vaziri, ex funcionario del gobierno prerrevolucionario de Irán y hoy presidente, director ejecutivo y mayor accionista conocido de Anglo-Asian Mining, que opera exclusivamente en Azerbaiyán.

Anglo-Asian Mining ha experimentado un fuerte repunte en el precio del oro desde la crisis financiera de 2008. En un informe preliminar de 2020 publicado el 14 de enero, Vaziri dijo que la compañía obtuvo  "ingresos récord ... de más de $ 100 millones" el año pasado de sus operaciones en dos minas al norte de Nagorno-Karabaj: Gosha y Gedabek.

Con las licencias "restauradas" por la guerra más reciente, Anglo-Asian Mining espera "ofrecer un valor sustancial para los accionistas en los próximos años", dijo Vaziri, y agregó, "comenzaremos a evaluar el desarrollo adicional de nuestras licencias en las restauradas áreas contratadas de Vejnali, Soutely y Gyzilbulakh, tan pronto como sea posible ".

La familia Aliyev proyecta una larga sombra sobre cualquier industria lucrativa en Azerbaiyán.

El mismo año en que las hijas dejaban a cientos de mineros azerbaiyanos abandonados, Anglo-Asian Mining recibió una línea de crédito de u$s 3 millones del Pasha Bank, con sede en Bakú.

El banco menciona a las hermanas Aliyeva y su abuelo materno como sus beneficiarios.

Anglo-Asian Mining, que ahora está libre de deudas, también está bien conectada en Estados Unidos.

Después de Vaziri, el segundo mayor accionista de la compañía es el exgobernador John Sununu de New Hampshire, quien se desempeñó como jefe de gabinete del presidente George H W Bush y posee el 9.4 por ciento de la compañía, una participación por valor de aproximadamente  u$s 25 millones. El hijo de Sununu, Michael, también está en la junta. Otro hijo, Chris, es actualmente gobernador de New Hampshire durante su primer mandato.

Mientras tanto, el gobierno de Bakú está llevando su mensaje al exterior. Si las empresas armenias "no pagan compensación”, dijo Aliyev el 6 de enero, Bakú buscará el arbitraje internacional.

“No hay lugar en el mundo moderno para empresas y personas que explotan ilegalmente los recursos naturales en otro país y se benefician de ello. Por lo tanto, deben calcular el valor del oro y otros recursos naturales que explotaron ilegalmente, calcular el daño que han causado, los ingresos obtenidos y compensarnos”.

Con precios récord para las materias primas, además de las esperanzas de un repunte económico en 2021 impulsado por una vacuna COVID y una política monetaria flexible, y el entusiasmo por las nuevas tecnologías ecológicas construidas con los tipos de metales bajo tierra que se encuentran en Karabaj, Bakú está ansioso para que anglo- Asian Mining empiece a excavar. 

Del otro lado de la frontera, las pérdidas amenazan con dejar a los armenios fuera de la próxima recuperación económica.